Capítulo 61 "Lo siento..." (Heesook)

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61  “Lo siento…” (Heesook)

-No voy a dejar que vengas a Nueva York.-dije segura.

Lo había pensado mucho durante aquellas horas. Le había dado vueltas y más vueltas y había llegado a una conclusión.

La cara de Bao palideció y noté mucha tristeza en sus ojos. Eso me mató, odiaba verlo así. Me había prometido a mí misma que no volvería a hacerle sufrir y que haría bien las cosas. Así que me apresuré a continuar hablando antes de que ese sentimiento en él se hiciese mayor.

-No voy a dejarte que vengas a Nueva York porque voy a ir yo a Corea… O a China. Donde quiera que quieras seguir tu vida. –añadí.

-¿Eh?-parpadeó confuso y me miró con los ojos muy abiertos.

-Quiero volverlo a intentar… Quizá hemos tenido una relación tóxica, como te dije, pero creo… Creo que ahora puedo hacerlo bien. Que puede ser diferente. Lo he pensado y realmente aunque me da miedo fracasar… Creo que podemos hacerlo bien.

Se le llenaron los ojos de lágrimas y soltó un jadeo.

-Pero no es justo que yo pueda tenerlo todo y que tú tengas que dejar tu vida. Hay que sacrificar cosas en esta vida. ¿No? Por eso iré yo donde quieras. Aunque primero he de volver a mi casa a por mi perrita, mis cosas y a dejar el trabajo y todo lo que tengo allí. Así que necesitaré un mes…

-¿Estás hablando en serio?-preguntó tomando mis manos entre las suyas.

-Sí.

-¿De verdad?

-Sí Bao. De verdad.

-Gracias… Gracias…-susurró y me abrazó con fuerza.

Cerré los ojos y respiré tranquila su aroma, transportándome al pasado. A ese pasado en el que también habíamos sido felices pese a todo. Cuando pasábamos tardes tumbados en la cama, abrazados, hablando o viendo una película. En aquellos momentos yo era una niñata que buscaba poder acostarse con Bao y no apreciaba lo importante que era tener algo así. Tener esos momentos. Después lo había echado de menos… Ahora lo echaba de menos. Pero al fin estaba entre sus brazos y sentía que las piezas encajaban.

Dios… Cuánto me alegraba de que hubiese llegado a tiempo de frenarme de tirarme del puente. Si no, ahora no podría estar allí. No podría respirar su perfume y no estaría haciéndole feliz. Aquel había sido el momento más egoísta de toda mi vida aunque no me hubiese dado cuenta de ello.

Me aferré al pelo de su nuca con una mano y con la otra me sujeté a su camiseta. Despacito separé mi cara de su hombro para mirarlo a la cara y lo vi llorando y sonriendo al mismo tiempo. No pude evitarlo y me contagié. Las lágrimas caían silenciosas por mis mejillas. Allí tenía la carita de mi Bao. Todo un hombre, mi hombre. Mi chino.

-¿Puedo…?-susurró.

-Por favor.-asentí.

Se inclinó y besó mis labios, haciéndome estremecer y pegándome a su cuerpo. Gemí en su boca de pura felicidad. Mi mente quedó en blanco. Dejé de pensar en el pasado y simplemente disfruté el momento. El beso fue largo pero cauto. Sin apresurarnos. Hasta que noté que si no paraba para respirar me marearía. Entonces Bao se sentó en la cama y palmeó sus rodillas. Yo me senté de lado, encima de éstas, y él apartó unos mechones de pelo de mi cara, para acariciarla después.

De cualquier forma... Es amor. (Tercera parte de ¿Amor o amistad?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora