Capíulo 48 "Solo el tiempo lo dirá" (Bao)

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48  “Solo el tiempo lo diría” (Bao)

Volvíamos al cuarto donde estaba todo el mundo cuando me cogió de la mano y yo la miré. Se mordía el labio y parecía indecisa, como si no se atreviese a decir lo que estaba pensando.

-Dime.-la animé.

Era extraño verla así. Heesook jamás se había comportado de este modo. Era como si fuera otra.

-¿Te vas a ir?-inquirió al fin.

Suspiré y lo pensé un momento, aunque sabía la respuesta. Era algo que debía hacer. Así que asentí.

-Con… ella. ¿No?

-Sí. Falté a mi palabra… Se lo debo. Quiero arreglar las cosas con Katty. Si no te gusta…

-No. No me gusta. Pero sé que haces lo que crees correcto… Y yo no puedo meterme en eso.

-Ya te he dicho que no siento nada por ella. –la intenté tranquilizar.

-Pero el tiempo podría separarte de mí para siempre y hacer nacer sentimientos por ella… O por otra.-susurró.

-Puede… No es algo que esté en mi mano. Solo sé que si me quedo, terminaré destrozando lo que queda de lo nuestro… Ahora mismo no puedo pensar en nosotros. No desde esta perspectiva. Necesito algo de distancia, entonces… Puede que logre salvarlo. Lo hago tanto porque siento que se lo debo a Katty como por nosotros. No quiero quemar lo que queda Heesook. No quiero que termine así.-expliqué.

Lo último que quería era terminar mal con ella. En realidad, no quería terminar. Quería abrazarla y decirle que todo estaba bien, pero no me era posible, porque era mentira. Nada estaba bien. Y tarde o temprano se lo echaría en cara, jodiéndolo todo. Por ello, lo mejor era irme un tiempo y dejar que se calmasen las cosas.

-Y recuerda el trato…-comenté.

-Ya… Se lo contaré a mis padres e iré a un psicólogo.

-Bien.

-Bao…-jadeó- Por favor… Solo… Solo uno. Solo uno… Por favor… -se me agarró a la camiseta negra que llevaba.

-Heesook… No creo que sea oportuno.-negué.

-¿Qué te cuesta? Solo un beso…-suplicó- Sé todo. Sé que no estamos juntos. Pero necesito un beso.

Sus ojos brillaban con lágrimas acumuladas y su rostro era de total súplica. Mi corazón latía con fuerza. Echaba de menos sus besos, sus labios… Pero no era correcto. Solo complicaría más las cosas. Lo correcto era decirle que no y apartarla. Eso sería hacer bien las cosas. Pero mi interior gritaba que me dejase llevar una sola vez. Que no hiciera lo correcto, sino lo que sentía mi corazón. Así que finalmente, opté por no hacer lo que estaría bien. La arrastré con cuidado hasta un sofá que había en el pasillo, nos sentamos y cogí su cara entre mis manos besándola de forma suave, disfrutando de la dulzura de sus labios. Mi corazón sintió calidez. Esa calidez de lo conocido.

Luego me separé despacito y ella se me abrazó al cuello. Sonreí, aquel momento era tierno, especial… Aunque sabía que la realidad que nos rodeaba era muy distinta, ese momento fue mágico. Me tranquilizó.

De cualquier forma... Es amor. (Tercera parte de ¿Amor o amistad?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora