Capítulo 56 "Para siempre" (Leeteuk)

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56  “Para siempre” (Leeteuk)

Todos nos esperaban. Allí, dentro de aquella sala, estaban nuestras familias, nuestros hermanos de grupo y algunos de nuestros amigos. Todos ellos esperaban a que entrásemos, cumpliendo así un sueño que jamás pensé que cumpliría. Casarme con Kangin era eso, un sueño. Porque no esperé que él quisiera dejarlo todo “solo por un trozo de papel”. Pero me había sorprendido. Ahora se nos presentaba una vida por delante distinta. Lejos de todo el mundo pero al menos, sincera y libre. Libres para ser quienes éramos. Empezando de cero, solos.

Kangin se estaba arreglando la corbata azul zafiro frente al espejo de la sala contigua a la que nos esperaban todos y yo lo observé detenidamente. Estaba muy guapo, con el traje blanco. Yo también llevaba traje blanco pero yo usaba pajarita, aunque del mismo azul zafiro. En honor a lo que nos había unido. Super Junior.

La verdad no recuerdo si se escuchaba algo de fondo ya que tan solo podía escuchar los latidos de mi propio corazón en mis oídos. Era tan perfecto para mí… Era el hombre de mi vida y me iba a casar con él. Me estaba haciendo el hombre más feliz del mundo con aquello. ¿Sería consciente de ello? Todo lo pasado me daba igual. Todos los momentos malos que habíamos tenido, junto con sus cagadas, me daban igual. Ya las había olvidado hacía tiempo pero ahora, justo en ese instante en que lo vi frente al espejo, peleándose con la corbata, las enterré para siempre.

Yo también había tenido mis cagadas, pero al final… Al final mi Kangin me estaba dando el mejor regalo del mundo. Y eso, valía millones.

Cuando me di cuenta que sus manos temblaban me sorprendí. El gran Kangin estaba nervioso. Vaya.

Me mordí el labio y me acerqué, girándolo hacia mí y sonriéndole. Sus ojos y los míos se encontraron pero no dijimos nada. Era un instante perfecto así, en silencio. Arreglé su corbata, y pasé mis manos por sus hombros, alisándole bien el traje.

Él apoyó su frente contra la mía y suspiró. Cerré mis ojos y disfruté del momento. Así, los dos a solas, minutos antes de dar el gran paso. Con tantas cosas vividas y tantas por vivir.

Antes de volver a abrirlos, sentí un suave beso sobre mis labios y se me erizó toda la piel del cuerpo. Los ojos se me llenaron de lágrimas y el corazón se me aceleró todavía más. Me agarré a sus brazos y alargué ese beso todo lo que me fue posible. Hasta que mis lágrimas empezaron a rodar por mis mejillas y mojaron nuestros labios unidos, dándole a ese beso un sabor salado.

Kangin se apartó lentamente y secó las lágrimas de mi piel, sonriéndome sinceramente. Entonces, me tendió una mano y yo la miré. Ya no le temblaba. Y allí, de pie frente a mí, sonriente y con semblante seguro, me enamoré de nuevo. Sin duda no podría amar a nadie más que a él.

Tomé su mano y ambos salimos del cuarto donde nos encontrábamos y nos paramos frente a la puerta que debíamos traspasar y donde nos esperaban todos. Entonces, tras haber pasado todo ese rato sin la necesidad de poner en palabras lo que sentíamos, hablé.

-¿Seguro?-inquirí.

-No puedo estarlo más. –asintió- Te amo, Teuki, te amo con toda mi alma.

De nuevo las lágrimas quisieron salir, pero las contuve.

De cualquier forma... Es amor. (Tercera parte de ¿Amor o amistad?)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora