Capítulo 20

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Abigail

Voy de camino a casa de Blake mentalizandome.

Debo hablar con él, debe entender que aún no estoy lista para decir te amo, es un sentimiento fuerte y no dudo que he empezado a sentirlo, sin embargo aún no creo que sea tiempo.

Bajo del coche y los guardias me saludan cortesmente.

- Hola, disculpa- le hablo a una de las empleadas- ¿Sabes en donde está el señor Schmidt?

- Si, está con la señorita Luci arriba.

Sus palabras hacen que me quede quieta, miro las escaleras tragando grueso.

- Gracias...- susurro casi inaudible.

Camino a paso lento debatiendome si estoy haciendo lo correcto o no.

Subo los escalones y camino por el pasillo cuando la escucho...

- ¡Si, Blake, por dios!

Los gemidos son como puñaladas en mi corazón.

La puerta está entreabierta y logro ver la escena perfectamente, siento que me duele el alma, siento como cada mi corazón se parte en mil pedazos, decido no hacerme más daño y bajo corriendo las escaleras limpiando las lágrimas que corren en mis mejillas.

- Por favor...que el señor Schmidt no sepa que estuve aquí.

Los guardias asienten y uno de ellos se ofrece a llevarme, la mayoría me mira con tristeza.

Siento el corazón hecho pedazos.

¿Así decía que me amaba?

¿Acaso el amor es así?

La respuesta es clara. No, el amor no debería de ser asi.

Llego al apartamento y subo las escaleras con los ojos empañados.

Quiero que deje de doler, no debería de hacerlo, no éramos nada.

Eramos momentos fugaces que nunca fueron serios.

- Justo cuando empezaba a Amarte...vienes y haces esto.

Tomo una botella de vino que me regalaron alguna vez y decido olvidar mis penas.

- ¡Eres un maldito Blake Schmidt! ¡Un maldito mentiroso!

Sollozo tirando los cojines del sofá a cualquier parte.

África

Termino mis últimos diseños y guardo todos en mi carpeta.

Mi teléfono suena y frunzo el ceño.

Hermanita

- Hola cariño.

- Aaaaaafrica, holaaa.

Okeey esto está raro.

- Abigail Rostov Parisi ¿acaso has bebido?

Se ríe la muy tonta.

- Veeen y canta conmigoo....me dueele un poco el corazóon ¿saabes?

Ay no, alerta corazón roto.

- Voy a tu casa, no te muevas.

- ¡Trae más vinoo!

Suspiro y me monto a mi coche, no sé qué es lo que ha pasado, pero no es bueno.

Conduzco unos minutos hasta que llego al edificio.

- Ay no.

La voz de Abby cantando se hace presente desde las escaleras, suspiro y sigo subiendo.

Luz de mi oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora