Capítulo 27

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Abigail

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Abigail

Miro el gran edificio frente a mí y suspiro.

Lisandro Moretti me espera en su pent-house y no puedo negar que estoy nerviosa.

¿Y si no soy lo que él esperaba? ¿O si no lo hago bien?

Dudas que llegaban a mi mente carcomiendome la cabeza, estaba muy insegura sobre mi misma y eso no era bueno.

Trate de tranquilizarme lo antes posible y me acerqué a recepción donde un amable señor me acompañó hasta el piso de arriba.

Al llegar salí del ascensor y él se marchó dejándome en una gran sala de estar.

- ¿Hola?- hablo mirando a mis costados.

Escucho una melodía y miro con curiosidad el pasillo, camino con pasos lentos, es un piano el que suena y no puedo negar que se escucha hermoso.

Llego a una habitación y lo veo, tiene los ojos cerrados y sus manos se deslizan tocando las teclas del piano de cola que se encuentra en medio del cuarto.

Continúa tocando sin percatarse de mi presencia, se ve tan concentrado que me resulta imposible no admirar la destreza que posee. Se ve casi....inalcanzable.

- Buenos días, Abby.

Pego un saltito al escuchar su voz, deja de tocar y se gira mirándome provocando que se me sonroje frente a él.

- Buenos días señor...

- No me digas señor, me haces sentir viejo y solo nos llevamos unos años- habla con una sonrisa- Ven.

Hace un espacio en la pequeña banquita y me siento a su lado.

- ¿Sabes tocar?- niego con la cabeza- Bueno, me servirás de inspiración, quiero que prestes mucha atención a la melodía o lo que te llame la atención, concéntrate en eso.

- Vale.

Desliza la mano por el teclado con delicadeza antes de empezar.

La melodía es algo dramática y a la vez triste, cierro los ojos y disfruto de ella. Mientras la escucho a mi mente se viene la imagen de dos aves, ambas juntas, amándose y volando sobre el mar.

Cada tiempo que pasa es cada vez más dramática y suena casi trágica, entonces las aves son separadas por el alto mar que impide que puedan estar juntas

Las emociones se me acumulan y suelto lágrimas involuntarias, es una pieza tan triste...

Abro los ojos ahuyentando las imágenes de mi cabeza y él deja de tocar para girarse hacia mí. Me mira fijamente sin decir una sola palabra y pasa los pulgares por debajo de mis ojos.

- ¿Por qué esa pieza?

Sonríe de lado.

- ¿Que ha pasado por tu mente?

Luz de mi oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora