Capítulo 35

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Omnisciente

La noche era iluminada por las estrellas y la Luna resplandecía más que cualquier otro día.

El elegante hombre vestido de traje se encontraba sentado en su escritorio, llevaba en su mano un vaso con whisky y hielos.

Miraba con atención la pequeña heladera llenas de aquel veneno capaz de enloquecer a cualquiera.

Admiraba la inteligencia de Blake Schmidt al crear algo tan....poderoso, encontrar la forma de dominar a alguien no era fácil y él lo había logrado.

Se preguntaba una y otra vez qué haría con ellas.

¿Las vendería? ¿Las guardaría para su beneficio?

Sin embargo el rostro de su peor enemigo venía a su mente, quería destruirlo, verlo hundido y sufriendo como un maldito perro agonizando.

Creía que Nikolai Rostov era la peor de las lacras que podían existir, deseaba verlo desesperado y dolido, así como él lo estuvo cuando llevó a su padre a la muerte.

Lo hundiría, como fuera pero lo haría y para eso existía la clave perfecta, una que solo él conocía.

Su debilidad...

Un alma pura e inocente, carente de maldad e incapaz de dañar a alguien, poseía una ingenuidad que no veía desde hace mucho en alguien.

Le quitaría de alguna forma eso que amaba tanto, la tendría en sus garras.

Pero debía irse con cuidado, Nikolai Rostov no era su único guardián, había alguien más que estorbaba y ese era Blake Schmidt, debía alejarlo o quien sabe......matarlo.

Una llamada quitó su atención de aquellas inyecciones.

Al tomar el teléfono, el hombre suspiró con cansancio, no le gustaba que lo interrumpiesen.

- ¿Hola?

- Sé qué tu las tienes- una voz femenina habló al otro lado.

- ¿Quién carajos eres?- preguntó.

Una suave risa se escuchó a través del teléfono.

- Eso no importa, necesito....un favor y me lo darás a cambio de que tú secreto esté a salvo.

El hombre fruncía el ceño con molestia, sintiendo desagrado por aquella persona a la que no conocía, no le gustaban las amenazas y menos de una desconocida, pero averiguaría quien era, aún así ella no se lo dijera.

- ¿Qué quieres?

La línea se mantuvo en silencio un momento.

- Quiero que saques algo de mi camino, algo muy molesto.

El hombre continuaba muy confundido, sin embargo continuó preguntando.

- ¿Qué es?

- Te envié unas fotos, si no quieres que unas lindas personitas vayan en busca de esas inyecciones a tu casa.....será mejor que colabores.

Y sin más, colgó.

El hombre no tardo en abrir aquellas fotos, la reconoció al instante, supo quien era en cuanto vio esa mirada.

Ella valía mucho, su padre había intentado desaparecerla alguna vez, sabía que estaba viva, sin embargo no pretendía dañarla.

No podía hacerlo.

La chica era inocente a pesar de las mierdas de su padre, no la mataría pero sonaba tentador condenarla al infierno y era lo que planeaba desde que supo que existía.

Luz de mi oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora