Capítulo 40

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Abigail

Me remuevo un poco en la cama pero no logro hacerlo demasiado ya que unos brazos me acunan con posesividad.

- Buen día amor- susurra besando mi cuello y mejilla.

Me doy la vuelta con una sonrisa al recordar lo que ambos vivimos anoche.

- Hola, cariño.

- ¿Cómo te sientes? ¿No quieres algún analgésico?

Sonrío.

- Sólo tengo una molestia, ahí.

- No quise irme sin despedirme de ti, debo ir a una entrega y tardaré unas horas.

Hago un puchero y me aferro a su cuello montandome encima de él.

- ¿De verdad debes ir? Quiero quedarme contigo todo el día- susurro besando sus labios.

Acaricia mi cabello y noto algo extraño en su mirada, me separo sentándome en la cama mientras cubro mi cuerpo con las sábanas.

- ¿Qué sucede?- preguntó ante su silencio.

- Debes ir a casa de tu padre, debo hacer algo y quiero que estés a salvo ¿vale? No quiero preguntas ahora, luego te diré todo, por favor cámbiate lo más antes posible.

Se levanta de la cama dirigiéndose al vestidor y dejándome más confundida que nunca por su actitud.

Hace unos minutos era todo tierno y ahora.....no sé que le sucede.

Me levanto pero al hacerlo caigo sentada en la cama al sentir el dolor en mi entrepierna, observo mi cuerpo en el espejo de la habitación y noto las marcas que dejó anoche, me sonrojo sin poder evitarlo, creo que tendré que utilizar bastante maquillaje.

Suspiro y me digo que en algún momento debía suceder, me levanto de nuevo intentando ignorar el dolor y entro al mismo vestidor, donde Blake se encargó de llenar con ropa para mi.

Lo veo cambiarse dándome la espalda y yo rebusco entre la ropa, intento ignorar que no me duele que ahora mismo esté actuando así, es como si fuera un iceberg que podría congelarte en segundos.

Me estiro para alcanzar unos pantalones y siento como unas manos me sujetan la cintura.

Me los alcanza y doy la vuelta para mirarlo, su mano acaricia mi rostro y me mira unos segundos antes de tomar mis muslos para estamparme contra el armario.

- Te necesito...- murmura antes de besar mis labios.

Todo rastro de dolor desaparece siendo ocupado por una llamarada de placer que nos abarca a ambos.

Sus labios besan mi cuello, con rudeza, casi como si quisiera dejar en claro que esa es su marca y que nadie más puede tocarme.

Estimula mi clitoris con su pulgar mientras me aferro a su cuello con fuerza y no puedo parar de gemir su nombre.

- Blake....

Como puedo libero una de mis manos y tomo su erección masturbandolo.

Me mira con los ojos oscurecidos y toma mis brazos para dejarlos encima de mí cabeza antes de invadir mi interior con fuerza.

Un poco de dolor se hace presente por su brusquedad sin embargo no me importa en lo más mínimo y hasta creo que lo hace más excitante.

Una de sus manos mantiene mis brazos por encima de mi cabeza mientras la otra me sostiene las nalgas con dureza acompañando las embestidas brutales que lanza.

- Joder.....amo tu cuerpo- Susurra preso del éxtasis.

Toma mis pechos entre sus labios y comienza a chuparlos, aumentando la oleada de placer.

Luz de mi oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora