La pequeña Adhara se encontraba entre mis brazos totalmente dormida, apenas regresábamos de mis días de recuperación por el parto, así que estaba algo cansada.
Escuche pequeños pasos correr hacia donde estábamos y pude divisar a mi hijito que venía con una mirada emocionada y curiosa.
No lo había visto desde que mi estrellita decidió nacer, Blake por el contrario había venido a verlo para contarle que su hermanita ya había nacido.
- ¡Papi! ¡Mami!- chilló y abrazó mis piernas.
Estiré una de mis manos y acaricié su melena rebelde.
- Mi leoncito, te extrañé mucho.
- Yo también- miro al bulto entre mis brazos- Quiero ver a mi hermanita, mami...
Sonreí y me dirigí hasta el sofá.
- Ven, Aslan- habló su padre subiendolo a sus piernas.
Colocó alcohol en gel para desinfectar sus manitos y con cuidado acerqué a mi bebé hasta su hermanito.
Aslan abrió sus ojos en cuanto la vio y juro que el brillo que adquirieron no se compara a ninguno de los que haya visto alguna vez.
- Es muy pequeñita...- murmuró embelesado.
Blake estaba sonriendo como bobo mirando la escena.
Cuando vio a nuestra bebé lloró muchísimo, es hermosa, tiene el cabello castaño y sus ojitos son oscuros, según Blake, ella será una mini yo y siendo sincera le creo totalmente.
- Es muy linda nuestra estrellita, debemos cuidarla mucho, mucho ¿entendiste Aslan?
Él asintió acariciando y besando una de las mejillas de la bebé.
- Hola Ad, eres muy bonita, así como las estrellas...
El nombre Adhara se nos ocurrió por él y su fascinación a las estrellas. El nombre de mi hija es en honor a una de las estrellas que más brillan en el universo, a ambos nos encantó así que no dudamos en ponérselo.
Adhara Schmidt Rostov, nuestra linda y pequeña estrellita.
- Mami, mira, está mirándome...
La miré y efectivamente, mi bebé miraba a su hermanito y tomaba en su mano algunos deditos de Aslan.
- Ya te quiere mucho, Aslan- dijo su papá embelesado.
- Y yo la amo papi, es un linda estrellita.
Sonrió y besó las mejillas de mi linda bebé.
Me sentía feliz y completa con mis bebés hermosos y mi osito, no podía pedir más que a ellos, los amaba.
Blake
Tres años después
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