Capítulo 32

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Abigail

Mañana es el viaje y debo admitir que estoy algo nerviosa.

He llamado a Blake para preguntarle cómo es el clima en Italia en esta época, por suerte mencionó que el clima es caluroso así que será como aquí.

Termino de empacar lo necesario cuando escucho el timbre de casa, cierro la maleta y veo por la mirilla a las personas que esperan justo detrás de la puerta.

Trago saliva y abro la puerta.

- ¿Qué hacen aquí?- pregunto más brusca de lo que pretendo.

- Pedirte disculpas y traerte el contrato que anulará el otro- habla papá mirandome apenado.

Me hago a un lado dejando que pasen.

- Disculpen el desorden, estaba empacando.

- Blake nos ha comentado del concurso y estamos muy orgullosos de ti, estamos seguros de que ganarás cariño- me dice mamá.

Oír sus palabras hace que mi corazón lata con fuerza, a pesar de que mamá Mary ha sido aquella figura ellos son mis padres reales y escuchar de su boca que están orgullosos de mí, es reconfortante.

- Gracias, siéntense- los dirijo a la sala- ¿Quieren beber algo?

Se miran entre sí y niega.

- No moy svet, estamos bien.

Me siento con ellos y papá desliza hacia mí la hoja que me librará de esto, con Liam no he querido hablar, ha sido un completo idiota.

Comienzo a leer a detalle cada palabra, verificando que todo esté en orden.

- Siento mucho todo esto Abby, las circunstancias en las que firmé ese contrato fueron absurdas, creí que crecerías al lado de Liam enamorándote de él y cuando te arrebataron de nuestros brazos....ese tonto contrato pasó al olvido.

Suspiro y firmo cuando ya he terminado de leerlo.

- Nunca debes asimilar que sabes lo que pasará, por qué no es así, quizá jamás me habría enamorado de Liam o al revés.

Se ríe un poco.

- Créeme Liam estaba enamorado de ti y a penas era un niño, recuerdo que él mismo decía que serías su esposa.

Hago una mueca, no me imagino siendo esposa de él ni en un millón de años.

- Bueno pero entiendes mi punto.

Asiente.

- Hicimos mal, lo sabemos, por eso queremos pedirte perdón, no queremos perder a nuestra bebé cuando apenas la recuperamos.

Los miro a ambos y veo el rostro de súplica de mamá, papá toma mi mano dejando un beso en la palma.

- Por favor, mi pequeña luz....

Se le llenan los ojos de lágrimas y a mí se me estruja el corazón.

- Si, los perdono, después de todo han buscado la forma de remediarlo y no quiero seguir martirizandolos.

Ambos se levantan y me abrazan llenandome de besos.

Cuando ya hemos hablado un rato deciden marcharse y yo me cambio para ir a dormir, me coloco mi camisón de satén sin nada abajo, el sostén me cansa y es incómodo dormir con él en la noche.

Escucho el timbre y frunzo el ceño.

¿Quién será a esta hora?

Voy a la puerta con pasos lentos sintiéndome algo insegura, abro la mirilla y sonrío al ver a la persona allí parada.

Luz de mi oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora