Capitulo 1

5.3K 290 20
                                    

Abigail

Doy los últimos retoques a mi Obra, una chica danzando en medio de la lluvia, es lo que plasmo en el lienzo.

El ambiente huele a Óleo, uno de mis olores favoritos. Pintar me llena de paz, es mi forma de escapar del mundo, cada trazo, cada pincelada es una forma de descarga.

Limpio mis manos con el trapo lleno de colores y miro el resultado, esta chica me representa en este momento. Ejerciendo su pasión a pesar de la adversidad de la tormenta que amenaza con derribarla.

Estoy estudiando arte en la Universidad y ahora mismo mi situación económica no es la mejor, tengo que dividir mis gastos del alquiler y la Universidad con un salario de camarera en un café, está resultando bastante difícil hacerlo.

Siempre he estado sola, pero ahora todo resulta mucho más complicado.

Dejo de pensar en mis problemas y decido darme una ducha para ir a trabajar. Cuando termino busco entre mi ropa algo sencillo, nunca he sido de usar ropa cara o marcas exclusivas, me coloco unos jeans azules de tiro alto junto con una blusa de tirantes blanca, hace muchísimo calor aquí en los Ángeles.

Mi melena castaña decido dejarla suelta, tomo mi bolso con mi móvil y cartera junto con unos dulces que no pueden faltar, caramelos, gomitas, chicles.

Mmm, nos hace falta chocolate....

¡Anotado a la lista de compras!

Salgo del pequeño y colorido apartamento, afuera todo es gris y con moho pero es mejor que nada. Voy a la parada del bus con mis audífonos puestos, pasan un par de paradas antes de la pequeña cafetería con estilo familiar.

Cuando entro suena la campanita del local anunciando mi llegada, enseguida veo a Joe, el dueño del lugar.

- ¡Pero si ha llegado la alegría del local!- exclama el anciano con una sonrisa paternal.

Hace ya unos meses que estoy trabajando y ya me ha tomado cariño, así como yo se lo he tomado a él y también a su esposa, Agnes.

- ¡Hola Joe! ¿Cómo está todo por aquí?- pregunto dirigiéndome a la zona de casilleros.

- Pues como siempre has llegado antes que todos cariño, ni siquiera he puesto el cartel de abierto.

- Siempre me pasa, tengo que salir con anticipación así te ayudo ¿Cómo está Agnes?- se le iluminan los ojos cuando pregunto por ella pero en su mirada hay un destello triste.

- Bien, hay días y días Abby, a veces me reconoce y otras veces vuelve al tiempo como si fuese una pequeña- se le llenan los ojos de lágrimas y no dudo en abrazarlo.

Agnes padece Alzheimer en un grado un poco avanzado, suele olvidarse las cosas y por ello ya no viene.

- Estará bien, prometo ir a visitarla y le llevaré un pastel para que tomemos té ¿te gusta la idea?- le pregunto con ilusión y su rostro se arruga aún más cuando sonríe.

Me pongo el mandil mientras me dice que la idea le parece genial, ya ha puesto el cartel de abierto y comienzan a llegar las primeras personas.

- ¡Hola! Soy Abby y los atenderé hoy ¿Qué van a querer?- le pregunto a la mesa de jovenes.

Ellos me miran y uno de ellos sonríe con coquetería, estoy tentada de rodar los ojos, no quiero ligar sólo quiero ganar mi dinero.

- Preciosa, traenos tres batidos, uno de fresa y dos de chocolate.

Asiento y anoto en la libreta mientras escucho sonar la campanita.

- ¿Van a querer algo de comer?

Niegan y el de la sonrisa vuelve a contestar.

Luz de mi oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora