Capítulo 6

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Abigail

Termino de hacer el mini cheesecake de Fambruesa, decoro con pequeñas frambuesas en la parte de arriba.

Sonrío cuando termino y lo empaqueto.

Espero que al señor Schmidt le guste ya que él pidió eso en el café.

Pienso en sus ojos verdes, no sé que es lo que tienen pero se vuelven tan hipnotizantes que me es imposible no mirarlo, y debo admitir que es muy guapo además.

Limpio un poco la cocina antes de ir a ducharme, no quiero llegar tarde, estas semanas han sido excelentes y de verdad me cayó muy bien Ethan, también el señor Schmidt, él era muy atento conmigo.

Termino de ducharme y me coloco un vestido de tiras negro junto con un blazer blanco para cubrirme un poco, no quiero parecer descarada enseñando todo.

Empaco todo lo que necesito en el bolso y salgo del colorido apartamento, me monto en el autobús ignorando la mirada de algunos hombres que me ponen incómoda.

Odio esas miradas ¿Por qué algunos hombres son así? Deberían respetarnos, somos seres humanos, no un pedazo de carne que deben estar silbando y piropeando cuando nos ven pasar.

Luego de unas cuantas paradas bajo por fin y camino un par de calles para llegar.

Subo al ascensor y saludo a Rose, la recepcionista del edificio, cuando llego a la última planta también saludo a Laila, que es la secretaria del señor Schmidt, no me ha caído muy bien pero supongo que hay que ser amables con todos.

Llego a mi puesto y dejo mis cosas incluyendo el pastel para el señor Schmidt y me dirijo a la puerta de cristal.

Toco un par de veces hasta que me indican pasar.

- Buenos días, señor Koslov.

Sonríe en cuanto me ve.

- Hola Abby, qué bueno que llegas, necesito que hagas algo.

Asiento sin dudar.

- ¿Qué necesita?

Busca algo entre los papeles y me extiende una carpeta.

- Necesito que le des esto a Blake, dile que es la lista de clientes.

¡Podré llevarle el pastel!

- Vale, ahora voy.

- Genial, gracias Abby.

Salgo del lugar luego de un asentimiento y me dirijo hacia la otra oficina luego de tomar el pastel.

- Disculpa- le hablo a Laila- podrías preguntarle al señor Schmidt si no está ocupado, tengo que entregarle unos papeles.

Me mira con arrogancia.

- Debe estar algo cansado, luego del mañanero- mi rostro se pone rojo y me atraganto con mi propia saliva.

Por alguna razón me molestó lo que dijo ¿Por qué debe divulgar intimidades así? Eso está muy mal. El señor Schmidt merece respeto, pero supongo que al ser su novia tiene no le importa demasiado.

- Es importante y si no se los llevo el señor Koslov me regañará.

Rueda los ojos y asiente tomando el teléfono.

- Pasa, el señor Schmidt te espera.

Hago maniobras para abrir la puerta, y ahí está él, parado frente al gran ventanal mirando la ciudad.

- B-buenos días señor Schmidt

Sigue sin darse vuelta cuando responde.

- Buenos días, señorita Collins.

Luz de mi oscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora