CAPÍTULO 59

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Narra William:

- ¿Has salido con alguna mujer en estos días? -. preguntó mi psicóloga.

En las últimas sesiones me sugirió que estaría bien que empezara a tener citas y esas cosas y olvidarme un poco de Sofía y mis hijos por un rato.

- No quiero hacerlo, quiero probarme a mi mismo-. Le comenté.

- ¿Qué quieres probar? -. preguntó con curiosidad.

- Que no soy un enfermo sexual-. Admití.

- ¿Lo eres?

- No lo sé. Sofía creía que sí y creo que tenía razón-. La miré unos segundos y con su mano me indicó que siguiera contando más de todo el asunto. - la única manera que ella tenía para explicar mi atracción hacia ella era porque soy un adicto al sexo, que me follo a todo lo que se me cruza... quizás ella tiene razón. No entiendo en qué momento pasé a desearla tanto, no había nada en ella que me gustara, pero cuanto más tiempo pasaba con ella, lo único que pensaba era en acostarme con ella, ni siquiera podía pensar en otra cosa, me ponía nervioso el estar con ella y no poder hacer nada... la abstinencia me mataba-. Finalmente admití avergonzado.

- No creo que seas un adicto al sexo, aunque sí puedo decir que el sexo es una de tus principales prioridades en la vida. Dichas prioridades han cambiado desde que tienes hijos ¿has tenido sexo desde que tus hijos aparecieron en tu vida? -. preguntó y negué con la cabeza. - ¿y cómo te has sentido todo este tiempo sin sexo?

- Bien, casi ni pienso en el tema, tampoco siento deseo, supongo que tienes razón cuando dices que mis prioridades han cambiado.

- Entonces ahí tienes tu respuesta-. Me sonrió. - con respecto a Sofía, supongo que para mí sigue siendo un misterio saber bien que te ocurría con ella. Tienes una obsesión con ella, que por lo que me has dicho no ha terminado bien para ella y el que te sientas mal por lo que sucedió demuestra que a pesar de que muchas veces te creas una mierda de persona, el preocuparte y que te hayas decidido a venir aquí, es un paso importante. Supongo que la única manera de poder entender todo lo ha pasado sería poder escuchar su versión de los hechos, pero no se puede. ¿Cómo era ella? Siempre has resaltado cosas de su físico, pero no me has hablado sobre su personalidad.

- Era o es, de muy pocas palabras, muy pocas. Nunca me hablaba de no ser necesario, tampoco me miraba cuando lo hacía, me molestaba muchísimo que hiciera aquello. Supongo que yo tampoco colaboraba para que me mirara o me hablara. La única manera de ver algo de personalidad en ella era haciendo cosas de las que no estoy orgulloso. De todas maneras, en una oportunidad tuve la oportunidad de chequear su móvil y me di cuenta de que era de la misma manera con todo el mundo y aquello me llamó mucho la atención.

- ¿Qué fue lo que te encontraste?

- Nada, y ese es el problema. No había redes sociales, solo tenía cuatro contactos, el de sus padres, el de Rebecka quien es mi otra secretaria, y el mío. Tampoco había fotos de ella o con amigos. Su casilla de e-mails era solamente a profesores de la universidad. Nada más. ¿Sabes?, nunca la vi sonreír, ni siquiera un intento de sonreír, no sé siquiera cómo es el sonido de una carcajada suya, no sé ni siquiera como son sus dientes.

- Por lo que me has dicho de ella desde que vienes aquí, y más teniendo en cuenta que ella decidió terminar con su vida, quizás sea un atrevimiento para mi decirlo, pero estamos hablando de una persona con una severa depresión. Pero aquella depresión ya estaba desde antes que comenzara a trabajar contigo.

- Debo decir que he pensado mucho al respecto, a veces siento que hay algo más detrás, yo supongo que rebalsé aquel vaso que estaba casi lleno.

Ir a terapia me hacía realmente bien, podía hablar de aquellas cosas que no podía hablar con otras personas. Mientras me dirigía nuevamente a la compañía, vi como en los escaparates de diferentes negocios empezaban a verse la decoración navideña. Los niños estaban con muchas ganas de adornar toda la casa y colocar luces tanto dentro y fuera. En otra oportunidad habría contratado a una decoradora de interiores que hiciera todo el tema, pero ahora no podía hacerle eso a mis hijos. Les prometí que el fin de semana nos pondríamos en ello, aprovechando que no tenía que trabajar. Me hacía igual o más ilusión que a ellos el armar todo. Por otro lado, mis padres estaban contentos de su primera navidad con nietos.

Destrucción (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora