Harry continuó con sus visitas a Sofía. Un mes y medio había pasado desde el accidente. Cuanto más pasaba el tiempo, más sabia de que en cualquier momento iba a tener que negociar con la familia de Sofía para tratar de evitar la demanda.
Se encontraba en la habitación de la joven, su madre no se encontraba. El estrés había hecho lo suyo y sufrió una amenaza de aborto, por lo tanto, se encontraba haciendo reposo en su casa.
Cuanto más veía a la joven, no entendía el encaprichamiento de su amigo con ella. Era una chica muy corriente, muy tímida, difícil de tratar, pero, en su trabajo era alguien a quien cualquier persona quisiera tener al lado.
Fue en ese momento que entró un médico a la habitación y comenzó a hacerle masajes en las piernas. Según lo que le había comentado una de las enfermeras, los necesitaba porque tanto tiempo en cama causaba la pérdida de masa muscular.
Tuvo la picardía de enviarle un mensaje a William comentándole que la madre ni el padre de Sofía estaban en la habitación, que podría visitarla. A la media hora apareció.
- Te dejo solo-. Le comentó a su amigo.
William ni se percató de que su amigo se había marchado de la habitación. El se acercó a la cama donde Sofía permanecía postrada hacía mes y medio. Mes y medio que no la veía.
La veía igual que aquella vez, conectada a un par de máquinas. Se sentó en la silla ubicada al lado de la cama y le tomó la mano. Se sentía muy suave. No esperaba menos de Julia.
El único ruido que se sentía en el lugar era el pitido de la máquina que monitoreaba los signos vitales.
- Al fin he podido adoptar, he adoptado a tres hermanos, la bebé se llama Sofía, al igual que tu-. Sonrió acordándose de su bebé y sus sonrisitas. - son unos niños geniales. Al principio hubo algunos problemas con Kate, que es la mayor, pero ahora todo está bien. La he llevado a los kartings, le ha encantado y sorprendentemente es muy buena. Me recuerda a ti, cuando eras una niña. Las cosas en la compañía están bien, la investigación que has hecho marcha sobre ruedas, ya casi tenemos a los ladrones-. le habló él a medida que le iba haciendo caricias en la mano con su dedo pulgar.
Un brillo en la cara de la joven le llamó la atención. Se paró para inspeccionar de cerca su rostro. Aquel rostro que lucía tan en paz, ahora estaba adornado con lágrimas. Aquello lo alarmó. Y salió de la estancia en busca de algún médico.
Por esas casualidades de la vida, justo se encontró con John que ni bien lo vio lo miro con mala cara dispuesto a echarlo a patadas de su hospital.
- Se que no debo estar aquí-. William se atajó. - pero algo sucede con Sofía.
Enseguida entraron a la habitación y se acercaron a la cama.
- Estaba llorando-. Aclaró William.
John procedió a mirar los ojos de la joven con uno de esos aparatos con luces que los médicos usaban. William esperaba impaciente que le informara que estaba pasando. Por su lado, John al mirar que era lo que ocurría, decidió marcharse la habitación.
- ¿No vas a decirme que pasó? -. William lo increpó.
- A ti eso no te importa-. le dijo John poniéndose frente al empresario. - ya mismo te quiero fuera de este lugar y si no te vas por las buenas te iras por las malas.
Se miraron a los ojos de manera retadora, pero el medico ganó. Aunque no quería, se marchó del lugar. Y en el coche llamó rápidamente a Oleg, para que le informara que podría estar pasando con Sofía.
John entró a la habitación que día tras día se fue transformando para la comodidad de julia, que era la que mas permanecía allí. El olor a desinfectante se mezclaba con el de su mujer. La situación era lamentable. La vida había sido muy buena con él, sin problemas, padres amorosos, buen pasar económico, lleno de oportunidades, pero ahora tenía que ser fuerte.
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Destrucción (en edición)
RomansaSINOPSIS: La joven introvertida y tímida Sofía Zafra se enfrenta a sus pasantías universitarias, pero lo que no sabe es que se va a enfrentar a el hombre que comenzó a destruirla desde que tenía diez años y que no parara hasta destruida por completo...