CAPÍTULO 29

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Tome una ducha rápida porque William necesitaba hablar conmigo. Esperé por un largo rato que él tocara la puerta, pero no lo hizo. Por lo tanto decidí irme a dormir. Como el día había sido algo cansador, me dormí enseguida.

Un golpeteo insistente en la puerta de la habitación me despertó. Me levanté rápidamente y avancé sobre mi puerta. Me sorprendió ver a la persona detrás de la puerta. Era Rebecka. Se la veía nerviosa y veía para ambos lados del pasillo.

- ¿Puedo pasar?-. me preguntó y me hice a un lado para que lo hiciera, se veía bastante mal.

- ¿Ocurrió algo?-. me arriesgué a preguntar.

- El señor Worrington... -. Y empezaron a escarparse algunas lágrimas de sus ojos. La miré para que se anime a seguir-. El quiso... el me tocó... que estúpida soy... ¿tu lo sabías verdad?-. me preguntó decepcionada.

La acompañé para que se sentara en los sillones que había al lado del enorme ventanal de la habitación, yo también me senté.

- Supongo que es común para él intimar con las mujeres que trabajan para él-. Tenía que ser cuidadosa con lo que iba a decir o hasta donde decir.- la chica anterior a ti, solo venia a este tipo de viajes para ser compañía solo de él, la hecho porque ella buscaba cosas más serias-. Tragué saliva-. No creo que él sea un acosador-. E hice comillas con los dedos al decir la palabra acosador.- solo que le gustan demasiado las mujeres y las mujeres lo aman a él, creo que tu eres la excepción.

- ¿Tú has tenido sexo con él?- preguntó.

- No, no soy su tipo y el tampoco es el mío.- aclaré-. Estoy trabajando con él por el hecho de que es el lugar que me tocó para hacer mis prácticas universitarias.

- No quiero volver a trabajar con él o para él.- dijo con la cabeza gacha.- pero necesito el dinero.

- Si tu le eres sincera y pones los limites ante él, no sé si va a disculparse pero te va a dejar en paz y si te hace feliz el no va a despedirte, solo irá en busca de otra chica que esté dispuesta a algo con él-. Llevé mi mano a la mano que ella había depositado en él apoya brazos del sillón y la sacudí un poco para que se tranquilizara.

- Gracias, hablaré con él mañana entonces-. Suspiró.- ¿puedo quedarme a dormir aquí esta noche? Tengo miedo de que vaya a mi habitación y ahora mismo no tengo ganas de lidiar con él-. Se excusó.

- No hay problema-. le indiqué.- solo deja que saque todas las cosas que deje encima de la otra cama-. La habitación que me había tocado tenía dos camas y había dejado muchas cosas en la que no estaba ocupando ya que me parecía una pérdida de tiempo guardar mis cosas en el armario dado el poco tiempo que iba estar allí.

Mientras acomodaba todo ella me pidió permiso para ir al baño. Me llamó la atención su pijama, era una camiseta de algodón y un pantalón corto, ambos le quedaban algo grandes, de Pokemon; nada que ver con la rubia con pintas de modelo de alta costura que veía casi todos los días.

En silencio ambas nos acostamos y yo por lo menos me dormí enseguida.

Al otro día, el tocar de la puerta volvió a despertarme, miré la cama vecina para darme cuenta de que Rebecka aun dormía en un lio de sabanas y una posición que parecía incomoda pero a ella parecía no importarle.

Caminé rápido hasta la puerta, ese ruido por la mañana me resultaba sumamente irritante, demasiado ruidoso para mi gusto. Me llamaba la atención que mi compañera de cuarto no se despertara. Se ve que tenía un sueño muy pesado.

Abrí la puerta sin importar como lucía en ese momento, era William. Por lo visto se había estado ejercitando. Lucia ropa deportiva y además estaba sudado.

Destrucción (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora