CAPÍTULO 34

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Al otro día me costó mucho levantarme, nunca fui una persona que creyera que había diferencia entre los colchones, con que no estuvieran muy gastados, para mí era suficiente. Pero el colchón de aquella cama era un sueño, era como dormir en el cielo, definitivamente no quería levantarme. Lo mismo sentía con la ropa de cama, era suave y le sentaba muy bien a mi piel.

Todo muy lindo hasta que recordé el trabajo que tendríamos de ahora en adelante William y yo. Quería ser positiva al respecto, pero el panorama no pintaba para nada bien. No quería si quiera imaginar que más íbamos a descubrir en esos días. Y lo peor de todo es que ese no era el mayor de los problemas, una vez obtenidos los datos había que empezar un proceso legal sumamente minucioso y silencioso, ya que cuando menos personas se enteraran de todo mejor. Si todo llegaba a llegar a los oídos de los principales socios se iba a armar un escándalo financiero sin precedentes y el imperio Worrington se vendría abajo en cuestión de poco tiempo y con ello el trabajo de muchísima gente.

Me estaba estirando en la cama, afuera apenas estaba amaneciendo, no alcanzaba a ver lo ventana si aún seguía nevando o ya había parado, apostaba por la primera.

Seguía estirándome como lo suelen hacer los gatos después de dormir muy acurrucados, hasta que sentí que alguien había abierto la puerta. Así que de golpe dejé lo que estaba haciendo.

- Hola, disculpa que pasé sin tocar, pensé que todavía dormías así que pase a despertarte-. Vestía de chándal y recién despertado, llevaba dos tazas con él. Avanzó hasta la cama y me tendió una de las taza la cual tomé, para luego sentarse en el mueble.-Es té, hace mucho frío fuera, lo vas a necesitar.

- Gracias-. Y tomé un sorbo.

- Escucha, te diré cómo vamos a actuar a partir de ahora-. Asentí con la cabeza.- en la oficina actuaremos como que nada pasa, luego en la noche después de las diez precisamente que ya no queda gente ni de limpieza y solo la de seguridad, vamos a ir a la compañía a la parte de archivos y sacaremos todo lo necesario-. Hizo una pausa para tomar algo que tenía en su taza, lo que suponía era café.- tenemos un plazo de cinco días máximo para hacer eso, luego nos dedicaremos a analizar todo, eso veremos qué tiempo nos lleva. Lo bueno de eso es que ya no tendríamos la necesidad de hacer todo de noche, podríamos hacer algunas cosas durante el horario laboral, pero no hay que descuidar mucho lo del día a día de la empresa. Los demás detalles los iremos viendo sobre la marcha, ¿estás de acuerdo?

- Supongo que sí-. Respondí, ya no podía hacer marcha atrás en todo esto.

- Te veo con mejor semblante hoy ¿dormiste bien?-. su pregunta y su sonrisa me sorprendieron.

- Eh si, la cama es muy cómoda-. Dije mientras alisaba las inevitables arrugas de la cobija.

- Me alegro, tomaré nota de eso. Se paró y caminó hasta la puerta.- si te levantas ahora vas a hacer tiempo de ir a tu casa y cambiarte de ropa. Te propondría de ir juntos a la empresa, pero eso sería muy sospechoso-. Y salió de la habitación.

De un trago terminé de tomar el té, me puse rápidamente la ropa del día anterior, eran las seis y media de la mañana, si me apuraba a lo mejor llegaba a casa antes de que mi madre se fuera a trabajar. En un abrir y cerrar de ojos cepillé mis dientes y lavé mi cara. Agarré la taza que había dejado en la mesita de noche para bajarla a la cocina, y me lo encontré a él que ahora lucía un conjunto de ropa deportiva. Se encontraba lavando la taza de la que había tomado. Cuando terminó me hizo señas para que le pasara la mía para poder hacer lo mismo.

- Si no me necesita para nada mas, me retiro-. Dije al no saber bien qué decirle.

- Está bien, nos vemos-. Comentó él despreocupado.

Destrucción (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora