Otra vez lunes, la semana anterior había sido agotadora. El trabajar hacia que mis tiempos de estudios sean más acotados, pero con un poco mas de organización iba a conseguirlo. Lo bueno es que todavía no me habían llamado para trabajar los sábados o hacer horas extras. Se ve que al señor Worrington cuanto menos tiempo cerca suyo, mejor para él. De todas maneras me llevaba trabajo a casa, ya que Karen era una incompetente que nada podía hacer y ni siquiera lo intentaba, pero me di cuenta de que ahí funcionaba como el entretenimiento personal del señor. Lo mismo pasaba con otras empleadas.
Como ni yo me encontraba cómoda con mi jefe y él no se encontraba cómodo conmigo, después de lo ocurrido el lunes pasado solo nos comunicábamos por teléfono y cuando él quería algo como un café o que se le alcanzara algo material como un documento, Karen servía de intermediaria.
Antes de salir a trabajar, tenía que poner a lavar ropa si o si, asi que como siempre hacia, revisaba dentro de los bolsillos que no hubiese cosas como papeles o monedas que pudieran llegar a romper la lavadora. Del bolsillo trasero saqué cien libras, ¿por qué alguien como yo andaría con cien libras dentro de un bolsillo? Pensé, hasta que me di cuenta de que era el pantalón que había usado el lunes pasado y era el dinero que me había dado el jefe para comprar los analgésicos. Ahí mismo los guardé en los bolsillos del pantalón que llevaba puesto para poder devolvérselos.
Al llegar al piso que me correspondía, como siempre Karen no estaba. Fui a dejar mis cosas a la oficina para luego ir a la cocina y preparar un café. Me fije si Karen había llegado y todavía no. Supongo que hoy me tocaba llevarle su café personalmente, de paso le devolvería el dinero. Como siempre golpee hasta que se escucho un "adelante".
- Buen día-. Dije mientras cerraba la puerta, tratando de hacer equilibrio para que las cosas que llevaba sobre la pequeña bandeja no se cayeran. Como siempre el no contesto. Avancé hacia su escritorio y dejé la bandeja sobre él, a continuación saqué el dinero del bolsillo y lo dejé al lado de la taza de café. Por lo poco que podía ver, el observaba cada movimiento que hacía.
- ¿Para qué el dinero?-. preguntó con un de sus cejas elevadas.
- Es el dinero que me dio la semana pasada para los analgésicos, me di cuenta de el cuándo puse la lavadora esta mañana-. Me excuse, sabía que antes de que tuviera alguna reacción indeseada, solo tenía que soltar de una todo lo que tenia para decir.
- ¿Qué hay para hoy?-. dijo mientras guardaba el dinero dentro del bolsillo interno de su americana.
Pasé a detallarle todo lo que tenía que hacer hoy, me gustaba poder recordar toda su agenda.
Pasado el mediodía, debía marcharme a la universidad. La puerta del ascensor estaba a punto de cerrarse cuando una mano detiene las puertas, era él. Se metió y cuando se dio cuenta de que había pulsado para ir al subsuelo que funcionaba como estacionamiento para empleados del lugar. Lo único que pensaba en ese momento era que bajara rápido, de todas maneras, en esos momentos sentía que el tiempo pasaba más lento a propósito. Cuando las puertas volvieron a abrirse en el subsuelo, salí lo más rápido posible de esa caja del demonio. El salió de manera más lenta y podía sentir como caminaba detrás de mí.
Al llegar a mi viejo Mini Cooper viejo, vi que al lado de él se encontraba nada más y nada menos que una Ferrari F12 de color blanco, era impresionante, de mis autos favoritos. No pude evitar observarla por todos lados, creo que necesitaba un balde para juntar toda la baba que se me caía. Hasta que me di cuenta de que mi jefe estaba observándome.
- ¿Te gusta?-. miré para atrás, como no había nadie me di cuenta de que me estaba hablando a mí, se apoyo sobre el techo de su tremendo coche, era obvio que ese auto era de alguien importante. Recordé también, que la familia Worrington poseía una extensa colección de automóviles.
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Destrucción (en edición)
RomanceSINOPSIS: La joven introvertida y tímida Sofía Zafra se enfrenta a sus pasantías universitarias, pero lo que no sabe es que se va a enfrentar a el hombre que comenzó a destruirla desde que tenía diez años y que no parara hasta destruida por completo...