CAPÍTULO 27

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Había sido un gran fin de semana. John me había quitado el mal sabor de boca que me había dejado pasar más tiempo del que me gustaba con William. Cuanto más conocía a John, mejor me caía, era un tipo genial con una hermosa colección de álbumes de rock, y lo mejor de todo es que amaba a mi madre, no tenía ojos para nadie más. Me lo había confesado mientras mi madre preparaba la cena del sábado y el me mostraba su colección, me comentó la posibilidad de pedirle matrimonio y mudarse juntos, pero iba a esperar que yo me independizara para poder hacerlo porque según él me iba a molestar, pero agregué que para mí no habría problema de compartir casa. Por otro lado tocamos algunos temas como porque a mamá no le gustaba hablar de su familia. Fui sincera con él, si bien yo mucho no sabía del tema, si sabía que el embarazo no le cayó en gracia a sus padres y que dejaron de hablarle y las cosas se han mantenido así desde entonces. En lo personal, no tenía idea que era tener abuelos, así como a los padres de mi madre no les gusto que su hija quedara embarazada, a los padres de mi padre tampoco les gustó que él dejara embarazada a mi madre, ya que según mamá no la querían porque la consideraban una prostituta no digna de tener algo con su hijo. John me aclaró que sus padres estaban ansiosos por conocerme y me tomó por sorpresa.

Ya era lunes, tocaba volver a la rutina. Como siempre me generaba ansiedad ir, y más sabiendo de que las cosas entre William y yo no habían quedado muy claras y del todo bien.

El trato profesional quedó en que ni siquiera me hablaba, solo escuché su voz cuando de adentro de su oficina me gritó "adelante", luego solo se dirigía a mí con gestos en su cara. Podría llamarme la atención, pero de verdad es que no lo hacía. Era tan cambiante que ya no podría sorprenderme de nada. Cualquiera diría que sufría de bipolaridad, pero eso es algo demasiado serio, pero para mí era puro capricho e idiotez por parte su parte. De alguna manera me había vuelto en una especie de ser con el cual descargaba sus frustraciones porque era evidente que le caía mal, pero era un misterio el porqué. Si bien intentó acercarse a mí, no quería que lo hiciera, se veía tan falso de su parte.

Las clases podrían haber transcurrido como siempre, con algún insulto de por medio que era lo normal para mí. Pero durante la clase de la señora Nowak, al salir me pidió que al terminar todas las clases del día me pasara por su oficina. Desde ese momento sabía que no sería buenas noticias, y eso me costó que no me pudiera concentrar en lo que me quedaba de clases.

Me dirigí nerviosa a la oficina de la profesora. Mi corazón latía cada vez más rápido a medida que me iba acercando al lugar, sentía un nudo en mi garganta que me ahogaba, tenía que ver cómo tranquilizarme antes de empezar a hiperventilar cosa que no logre.

La secretaria me hizo pasar y al entrar al hermoso despacho que me hizo acordar al despacho que William tenía en su casa. La señora Nowak se encontraba sentada detrás de su escritorio, quise decirle aunque sea un "hola" pero me costaba decir hasta eso. Ella me hizo seña para que me sentara, lo hice y esperé a que ella hablara ya que yo no lo podía hacer.

- Estoy muy preocupada por tus prácticas, los informes que el señor Worrington me envía no dicen cosas muy positivas y lamento informarte que si en el próximo informe no noto un avance vas a tener que suspender la materia y por ende perderás la beca-. Por su voz, sonaba que no le era fácil decirme lo que me estaba diciendo, yo permanecía con la cabeza baja, quería llorar.- si te mandé a ese empresa es porque eres una de las mejores estudiantes que he tenido y eso me recuerda a William que también lo era-. Escuché como corría la silla para luego escuchar el ruido de sus tacones sonar contra el piso.- leo esos informes y no puedo creer lo que leo ¿te está ocurriendo algo que interfiera en tu manera de desenvolverte en el trabajo?-. preguntó mientras se paraba frente a mí.

- ¿Podría leer aunque sea uno de esos informes?-. evadí responder a su pregunta con otra, pasar, pasaba de todo, pero por un lado sospechaba que ella no iba a creerme. Y por sobre todas las cosas estaba decidida a no dejarme ganar por él. Ella se acercó a su escritorio, abrió un cajón y sacó una hoja de él para luego acercármela.

Destrucción (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora