Esa noche no cené, me excusé con mi madre con que tenía que estudiar muchísimo y no iba a poder cenar, aunque no dudó en acercarme a mi habitación un sándwich. No pude dormir en toda la noche, estuvé lidiando con un ataque de ansiedad.
Llegada la hora de marcharme al trabajo, me observé en el espejo del baño y de nuevo tenia dedos marcados en mi barbilla que no tarde en maquillar, mis ojos se veían terribles pero no me preocupé en querer hacer algo con ellos porque no creí que nada pueda mejorarlos, de querer unos diferentes tendría que volver a nacer.
Cuando salí del baño mi madre ya se había marchado a su trabajo, menos mal, no quería que me viera así. Me encontraba muy cansada, no tenía ganas de salir de mi casa pero debido a que era una pasante debía cumplir con cierta asistencia. Me sentía terrible, eran esos días en los que de verdad deseaba morir.
Como si de una maquina autónoma se tratara, me dirigí a mi trabajo. Solo esperaba que William me tratara bien, o que me ignorara completamente, hoy no me sentía capaz ni siquiera de lidiar conmigo misma.
Al llegar ni siquiera me fijé si Karen estaba en su puesto de trabajo, salí disparada a encerrarme a mi oficina. Revisé que tenía que hacer el jefe hoy para llamarlo por teléfono e indicarle que había para hoy. Pero recordé que como todas las mañanas debía acercarle su café.
"Adelante" fue lo que gritó cuando toqué la puerta.
El estaba tecleando cosas en su ordenador, llevaba sus lentes, nunca imaginé que tuviera problemas para ver. Caminé hasta su escritorio, me tomé el atrevimiento de acomodar las cosas que tenia sobre el, ya que debía apoyar la bandeja que llevaba. Estaba tan concentrada en esa tarea, hasta que sentí una mano agarrar mi muñeca que me asusto tanto que tiré la bandeja al suelo, donde se rompió la taza y se derramó el café. Esto no podía estar pasando. William quien me sostenía de la muñeca fuertemente como si yo me fuera a caer también. Me estaba haciendo doler, mi muñeca estaba morada por los agarres que me habían dado el día anterior. Tiré mi brazo de su agarre pero no me soltaba. él tenía su camisa arremangada hasta sus codos y como no tenía intención de soltarme, con mi otra mano le clavé las pocas uñas que tenía en el brazo que me agarraba, lo hice con todas las fuerzas.
- Ey, ey, ey-. Dijo él mientras que con su otra mano trataba de soltar la mía, lo sentía tan cerca de mí, su cara estaba tan cerca de la mía que solté su mano para ir a rasguñar su rostro también. Me sentía con tanta rabia, entre los ataques de ansiedad y esto, sin duda tenía una adrenalina en el cuerpo que no me estaba dejando pensar y el respirar se me hacia más pesado. Me soltó por completo y se alejó de mi.- por favor cálmate-. Me pidió, lo vi de reojo y se lo notaba agitado.- prometo no hacerte nada.
Me sentía tan nerviosa, que me agaché a arreglar todo el lio de café. Al agarrar con nerviosismo los pedazos de la taza, me corté, el se agachó e intentó detenerme pero él se lastimo también, no me gustaba que nuestras manos se tocaran las unas a las otras. Ambos estábamos nerviosos y estábamos haciendo más lio hasta que volví a sentir sus manos agarrar las mías. Su agarre esta vez no era fuerte.
- Por favor, detente, ¿sí?-. llevo una de sus manos a mi mejilla para darle una pequeña caricia. Yo me detuve, su toque me congelo. Me paré, y volví a alejarme.- ven, vamos al baño-. Como no era capaz de moverme del lugar, se acercó.- no hagas esto difícil, hay que curarnos-. Y caminó hacia su baño privado. Lo seguí a paso lento.
Cuando llegué, el estaba buscando cosas en el botiquín. Cuando encontró lo que buscaba, abrió la canilla del lava manos, me indicó que me acercara para lavarme y lo hice.
- No-. Dije cuando sentía que se acercaba para ayudarme. No quería volver a sentir su toque. Cuando terminé el me acerco una toalla para secarme.
- Ahí deje desinfectante y banditas para que te pongas-. Me indicó señalando una parte del baño.
Pasaron varios minutos en que cada uno se concentro en lo suyo. Como terminé primera fui a limpiar el lio del café, para poner todo arriba de la bandeja. El salió del baño y dejo el espacio para que hiciera mi trabajo. Sin decir nada me fui de la oficina.
Dejé todo en la cocina, y tiré los restos de la taza en el basurero. Al terminar me fui a mi oficina y me senté sin saber qué hacer. Me sentía muy cansada para llorar. Estuvé de esa manera por un tiempo hasta que sentí que alguien abría la puerta. Miré hacia ella para ver quién era.
- Estaba golpeando hace rato, como no me abrías pasé. Toma-. Se acerco a mí y me extendió una taza humeante.- te preparé un té de tila, lo necesitas-. Como no lo tomé, lo dejó sobre el escritorio.
Pensé que se iba a retirar pero se quedo ahí, esperando.
- ¿Quién te hizo eso?-. me preguntó. No podía decirle nada, me parecía un hipócrita, con qué cara se atrevía a preguntarme semejante cosa cuando el también se había atrevido a dañarme. Espero a que hablara, pero como dije nada.- ¿Al menos podrías decirme las cosas que tengo que hacer hoy?
Teclee en mi computadora para ver qué es lo que tenía que hacer y se lo comenté sin siquiera mirarlo.
- Debes prepararte, este fin de semana nos vamos a Bélgica-. Dijo antes de marcharse.
Quise protestar por eso, no quería viajar a ningún lado y mucho menos con él. Además este fin de semana tocaba el Gran Premio de Bélgica. Los Worrington siempre hacían negocios en contexto de un gran premio, ahora si bien William había dejado de ser piloto hace unos años, ahora era el turno de su hermano Thomas, aquel amigo de la infancia logro su cometido.
Hacía años que no viajaba a un fin de semana de carreras. Seguro que el ir pondría a mi padre feliz, o eso suponía, las cosas no estaban bien con él.
Por un momento me puse a pensar si William sabia quien era yo, supongo que me daba lo mismo. Recuerdo que en varias ocasiones viajé en el avión de la familia Worrington.
Viernes, 6 de la tarde. Tenía que apurarme en ir al aeropuerto, se supone que salíamos a las 7. Mi madre no se puso contenta cuando le comente que debía viajar, hasta me hizo preguntar a mi profesora de la universidad si estaba bien que viajara en mis prácticas, y me dijo que estaba bien. No entendía el miedo o la preocupación que tenia por el que yo viajara, quizás era por el tema de que siempre desde hace años éramos inseparables. Le comenté que podría aprovechar a salir con amigas y buscar un novio y eso alivió un poco las cosas.
Después de varios días duros de mucho trabajo, en el que me tocó organizar y preparar muchas cosas, estacioné en un parking techado que me había facilitado mi jefe para dejar mi auto hasta el domingo que regresábamos. De ahí caminé muy ligera de equipaje hasta donde se supone que estaba el avión. El señor Worrington todavía no había llegado, una azafata me estaba esperando en los pies de la escalera para subir al avión, me invito a sentarme donde quisiera y me pregunto si quería tomar o comer algo mientras esperábamos. Le pedí si podía alcanzarme agua y enseguida lo hizo, mientras tomaba apareció él con Karen, no sabía que ella venia.
Ambos saludaron con pocas ganas al entrar. Se sentaron muy juntos los dos en unos de los sillones que había ahí. La azafata se acercó y le pregunto al señor si estaba dispuesto a despegar.
Durante el vuelo, me dediqué a terminar ciertas cosas para las reuniones que se llevarían a cabo. Cuando levantaba la vista los podía ver muy melosos a ambos. Menos mal que el vuelo era bastante corto. De una hora más o menos.
Al llegar, nos trasladamos a una casa que me había hecho alquilar el señor Worrington, no había hoteles muy exclusivos en la zona, debido a la carrera me fue imposible encontrar habitaciones disponibles por lo tanto me ordenaron alquilar una casa.
Era de noche como para observar el paisaje, me gustaba mucho la zona donde estábamos.
La casa de fuera no se veía tan lujosa pero fue lo mejor que pude encontrar. Salimos del auto que nos había ido a buscar, fue necesario otro auto que fuera al aeropuerto porque Karen había llevado equipaje como para un mes y no dos días.
Sorpresa me lleve al llegar a la puerta y esta se abrió y quien estaba ahí era Thomas, que al verme su cara fue de autentica sorpresa.
- Sofía ¿eres tú?
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Destrucción (en edición)
RomanceSINOPSIS: La joven introvertida y tímida Sofía Zafra se enfrenta a sus pasantías universitarias, pero lo que no sabe es que se va a enfrentar a el hombre que comenzó a destruirla desde que tenía diez años y que no parara hasta destruida por completo...