CAPÍTULO 26

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Narra William:

Sentía una claridad que me obligaba a abrir los ojos, pero no lo hice. De repente sentí un intenso dolor de cabeza. Las últimas veinticuatro horas habían sido una locura, aparentemente era padre de un adolescente de quince años. La noticia me tomó tan por sorpresa que sentí la necesidad de tomar alcohol. No era una persona alcohólica, tantos años en el deporte me habían convertido en una persona responsable en cuanto a ese tema. A mi memoria vinieron todos los momentos incómodos que Sofía había presenciado. Abrí repentinamente mis ojos y mi lado ella dormía, si bien no la tenía abrazada, uno de mis brazos pasaba por su cintura. Quité lentamente mi brazo de ella porque si llegaba a despertarse y se daba cuenta de que la estaba tocando, le iba a dar algo.

En estos pocos meses, había aprendido algunas cosas sobre ella que la hacían una persona a mí parecer rarísima. No le gustaba que la tocaran, ni que invadieran su espacio personal, hablaba casi nada, no importaba lo mucho que uno le llegara a hablar, ella no soltaba ni una sola palabra, era demasiado seria para ser una joven de veinte años, no sonreía jamás, vestía de colores oscuros siempre y a pesar de su peso nunca la había visto comer.

Breves recuerdos vinieron a mi sobre anoche, me sorprendió lo lanzada y segura que se escuchó al mandarlo al idiota de Kevin, el dueño de la discoteca. Y como había tomado las riendas de la situación en la oficina cuando apareció aquella chiquilla que dice ser mi hija.

Narra Sofía:

El sentir movimiento a mí alrededor, hizo que me despertara. De repente me di cuenta de que estaba en la misma cama en donde mi jefe dormía todos o casi todos los días. Me levanté de inmediato, giré mi cabeza y me di cuenta de William se encontraba del otro lado sentado y con las manos en su cara, se ve que él también acababa de despertar.

A estas alturas no sabía cómo actuar, en estos pocos meses habían pasado tantas cosas con él, y digo con él porque no me gustaba referirme como un nosotros.

En ese momento lo único que pensé en no haberme entrometido con lo que sucedió ayer en su oficina con su supuesta hija, y haber dicho no cuando me llamaron en la noche anterior. Las cosas se estaban poniendo muy confusas.

Lo vi levantarse y dirigirse al baño, por lo pronto no se había dado cuenta de que me encontraba despierta.

Rápidamente me levanté de golpe y me puse mis zapatillas, agarré el abrigo que había dejado en los pies de la cama dispuesta a marcharme de aquella casa. Estaba abriendo la puerta de la habitación cuando él salió del baño. A pesar de que estaba despeinado, una noche de descontrol encima y solamente usando calzoncillos negros, supongo que era el sueño húmedo de muchas mujeres y porque no, de hombres también.

- Espérame que me vista, necesitamos hablar-. Estaba por protestar ya que sentía que no había nada que hablar.- si quieres ve bajando a la cocina-. asentí con la cabeza y bajé a la cocina.

Bajé a la cocina y los nervios me hicieron querer hacer algo, así que me tomé el atrevimiento de preparar el desayuno. Ya me sabía dónde estaba casi todo para hacerlo ya que cuando habíamos venido con el chef por la cena, revisamos todo. Puse la cafetera, encontré naranjas para hacer jugo, calenté agua para mi té, hice tostadas francesas, algo de tocino y corte en cubos algunas frutas que puse en un bol. En uno de los cajones, encontré unas pastillas para el dolor de cabeza y esos polvitos efervescentes para los problemas estomacales que puse en un vaso a disolver. Cuando terminé de poner todas las cosas en la isla de la cocina, él apareció en la estancia. Al ver todo lo que había, le cambió la cara.

Se acercó y se sentó, le acerqué su café, el vaso con el polvo, las pastillas y el jugo.

- Gracias-. Dijo tímidamente. Era la primera vez en meses que me agradecía algo, intenté sonreírle pero salió más una mueca que una sonrisa. Tomo de un solo trago el vaso con el polvito y luego las pastillas. Le di un sorbo a mi té.- lo de ayer, lamento que te hayas visto involucrada, me tomó por sorpresa todo y no supe cómo manejarlo, no sé cómo manejar todo de ahora en más...

Destrucción (en edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora