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- ¿Qué comes? - dice llegando a la cocina.

- Pan con mayonesa y pepinillos ¿Quieres? - al mirarlo me di cuenta que me grababa con su celular.

- No, asco - finge vomitar.

- Sabe bien.

- Nunca en la vida la mayonesa y los pepinillos van hacer un match.

- Si tan solo lo probaras - acerqué la rebanada que me estaba comiendo y el la esquivo.

- Aleja eso - volvió a fingir el vómito - Huele mal.

- Claro que no.

- Puedes dejar tus antojos descontrolados para otro momento.

- ¿Qué quieres que muera de hambre? No.

- Amor, eso no es sano para la bebé.

- No ¿Sabes que le hace mal? No darle lo que quiere en el momento, es niña se cree "Karate Kids" allí dentro.

- ¿No quieres un helado o gomitas?

- ¿Tienes gomitas? - asintió y fue por ellas al estante de la cocina volvió dejando un paquete frente a mí - Que conste que es él que me hace engordar, yo estaba tranquila aquí comiéndome ésto - dije mirando a la camara.

- Si, si, ya sabemos - dejó de grabar.

- No lo subirás.

- No - negó mirándome atentamente.

- ¿A que no sabes?

- ¿Qué?

- Tengo la casa.

- ¿Si? - sonrió entusiasmado.

- Si, el resto se están encargando tu abogado y el mío.

- Bien - alzó su mano y la coque con él.

- Solo que necesitaba de uno arreglos para hacerla nuestra, en eso están trabajando y estará lista para cuando vallamos.

- Me parece muy buena la idea. Confío en ti, ya sabes.

- Obvio, no ves al hombre que me cargo - recorrí mi mirada por todo su torso y brazos, buen bueno está. Sonreí llevando una gomita a mi boca.

- ¿Que haces mirándome con esos ojos? - se acercó a mí peligrosamente, con el simple roce de sus dedos contra mi hombro para apartar el cabello algo dentro de mí se comenzó a calentar - Bien pícara estás estos días - depósito un beso en mi hombro.

- No te hagas que sabes por qué - incliné un poco mi cabeza al santir sus besos subir por mi cuello provocando un cosquilleo dentro de mi.

- No... No sé - dice entre beso - Dime - susurró en mi oído y di gracias al cielo que estába sentada.

- Creo que eso no importa ahora - miré sus labios rojos.

- Si podemos saltarnos esa parte - una mano bajo por mi espalda, está jugando conmigo y sabe cómo hacerlo - Ya te dije que ese vestido hace que se te vea un culo que mmm - mordió su labio.

- ¿De verdad?

- Levanté, quiero verte mejor - eso hice y presumi más mi culo provocando que estampará su mano en ambas - Mami pero... ¿A tí te creció más? Tú no la tenías así de grande... Bueno grande siempre pero ahora está más.

- Tal vez si un poco - miré mi trasero y era verdad por eso no me quedan ya los jeans - Me molestan.

- ¿Te molestan?

- Si - sonreí y lo miré.

- Ah pero eso lo podemos arreglar - desabrochó el pantalón y lo bajo hasta mis rodillas, me alzó sentándome en el mesón reí recargandome de mis manos mientras miraba como terminaba de quitar mi pantalón lanzandolo lejos de nosotros - Listo.

Juntos 2 .Lunay.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora