Killian observaba con sumo detalle a la adolescente frente a él ir y venir dentro de la habitación que le habían asignado. La oía parlotear pero no lograba escuchar lo que realmente decía, era como si su cerebro no fuera capaz de conectarse a sus sentidos y estuviera en modo descanso.Alice lo había traído a una habitación bastante hermosa, amplia y luminosa de color blanco. Era simple pero tan desconocida para él que le resultó idílica. La cama era bastante grande, tan grande que Killian pensó que era demasiado para ser sólo él y que con una cama más pequeña hubiera bastado; había una mesita de noche a cada lado de dicha cama, el armario de puertas también blancas estaba empotrado en la pared, y un escritorio descansaba junto al gran ventanal.
—¿Estás bien? —la voz de Alice cerca suyo lo hizo reaccionar. Killian reaccionó de inmediato y notó que la fémina se había sentado junto a él en la cama.
—¿Qué? Oh, sí, sí, estoy bien. Es sólo que... es extraño.
—¿Nuestra casa? Bueno, admito que no es muy común conocer a alguien que viva en mitad de la nada, pero te acostumbras con el tiempo —contestó simple.
Por primera vez en mucho tiempo, Killian rió de verdad, de corazón. Aunque hubiera sido una risa casi imperceptible pero era una risa al fin y al cabo.
—No, no es eso —negó. Dudo un poco en sí confesar el porqué de su ensimismamiento en aquel momento—. Es sólo que me resulta un poco extraño que no hayáis llamado aún a nana Sol para que vuelva al orfanato.
—¿Por qué llamaríamos a nana Sol? —preguntó Alice, confundida.
Killian hizo una mueca con sus labios, subió los pies al borde de la cama y abrazó sus piernas. Se negó a mirar a Alice y centró la mirada en un punto fijo en el suelo.
—Por nada, olvídalo.
Alice arrugó sus cejas y ladeó su cabeza.
—Killian, puedes decírmelo a mi —aseguró—. Te prometo no decírselo a nadie.
El adolescente miró a la joven menuda de cabello corto, ésta sonreía tiernamente hacia él con una mirada que le aseguraba que con ella estaría a salvo. El corazón de Killian parecía haberse saltado un latido, nunca habiendo sido acostumbrado a aquellas muestras de empatía fuera del orfanato.
El joven suspiró y comenzó a hablar.
—No suelo estar muy acostumbrado a que me traten tan bien luego de verme. Una vez que los que me acogen ven mis ojos, su actitud hacia mi siempre cambia. Es como si tuviera alguna maldición —Killian rió sin gracia antes de darse cuenta de lo que había dicho—. Es una tontería, lo siento. No quería molestarte.
Alice parecía como si le hubieran lanzado una montaña encima; su pecho pesaba y sus ojos escocían como si estuviera a punto de llorar. La fémina suspiró, colocando una de sus manos en el hombro del adolescente y acarició ésta parte.
—No me molestas, Killian. No quiero que pienses eso, ¿está bien? Nosotros no te trataremos diferente por el color de tus ojos, y mucho menos te dejaremos de lado. Te doy mi palabra, y si Alice Cullen dice algo, entonces es verdad.
Killian elevó ligeramente la comisura de sus labios, no queriendo mostrar cuán feliz se había sentido de repente al escuchar aquellas palabras. A pesar de lo reacio que se sentía para evitar acostumbrarse a todo aquello tan rápido, Alice no ayudaba en lo absoluto en su cometido; El suave golpeteo en la puerta de escuchó tras varios minutos en silencio, por ésta apareció Esme con una bandeja de comida en sus manos. Alice de puso en pie y acercó una pequeña mesita frente a la cama y la colocó donde Killian estaba, Esme dejó la bandeja sobre ésta.
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OJOS ROJOS; twilight
FanfictionEn donde los Cullen confunden a un humano normal con un ser extraño y sobrenatural. [Comentarios de spoiler serán eliminados. Por favor, no arruinen la experiencia a otros lectores] Comienzo: Diciembre 3, 2021 Finalización: -/-/-- Word count: ---