028; lobos

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—¿Estás bien?

La voz de Rosalie se escuchó junto a él.

Killian se hallaba sentado en el suelo del gran claro, abrigado hasta las orejas gracias a la rubia vampiro y Esme (las cuales seguían evitando que volviera a recaer en su resfriado). Los Cullen charlaban tranquilamente mientras esperaban la llegada de la pareja y a los lobos. Era bastante tarde y en lo alto se extendía el oscuro cielo carente de luna tras el sinfín de nubes, el frío no era inaguantable pero conseguía hacerte temblar.

—Sí, estoy bien —contestó el humano.

Emmett reía ocasionalmente mientras conversaba con Carlisle y Jasper, Killian estaba seguro de que éste último podía notar la enorme curiosidad que sentía en ese momento.

No muchos minutos después, la alta figura de Edward apareció en el claro junto a la humana. Bella parecía un cervatillo aprendiendo a caminar al no haberse acostumbrado todavía a la oscuridad nocturna. Ambos se quedaron hablando algo apartados del grupo; Alice y Jasper se quedaron el uno junto al otro, abrazados, mientras que Carlisle se colocaba junto a Killian y le aseguraba que todo estaría bien. Sin embargo, no era Killian el que estaba preocupado, es más, parecía el más tranquilo entre todos los presentes.

—¿Qué le pasa a Alice? —preguntó Bella con un hilo de voz cuando se acercaron a la familia.Edward rió para sí entre dientes.

—No puede ver nada ahora que los licántropos están de camino. Esa «ceguera» le produce malestar.

A pesar de ser el miembro de los Cullen más alejado de ellos, ella oyó su cuchicheo, alzó los ojos y le sacó la lengua. Edward se rió otra vez.

—Hola, Edward —le saludó Emmett—; hola, Bella, ¿te va a dejar participar en las prácticas?

Edward regañó a su hermano.

—Emmett, por favor, no le des ideas.

—¿Cuándo llegan nuestros invitados? —le preguntó Carlisle a Edward.

Éste se concentró durante unos instantes y suspiró.

—Estarán aquí dentro de minuto y medio, pero voy a tener que oficiar de traductor, ya que no confían en nosotros lo bastante como para usar su forma humana.

Carlisle asintió.

—Resulta duro para ellos. Les agradezco que vengan.

—¿Vienen como lobos?

Edward asintió ante la pregunta de Bella. Killian miró de reojo a la humana, pero ella no lo miraba a él. Carlisle pasó un brazo por encima de los hombros de Killian y frotó su brazo de forma tranquilizadora. Nuevamente, no era Killian el alterado.

—Preparaos, estarán a la que salta.

—¿A qué te refieres? —quiso saber Alice.

—Silencio —le advirtió; luego, la miró de pasada cuando dirigía la vista en dirección a la oscuridad.

De pronto, el círculo informal de los Cullen se estiró hasta forma una línea flexible en cuya punta estaban Jasper y Emmett.

—Maldita sea —masculló Emmett en voz baja—, ¿habíais visto algo así?

Esme y Rosalie intercambiaron una mirada. Ambas tenían los ojos desorbitados por la sorpresa.

—¿Qué pasa? —susurró lo más bajito posible—. No veo nada.

—La manada ha crecido —logró escuchar Killian que Edward había susurrado.

El humano entrecerró los ojos, intentando divisar aquellos lobos de los que tanto se hablaba en aquella familia. Fue fácil para él distinguir diez parez de ojos, más lo que captó su atención fue el tamaño de aquellos animales: grandes como caballos, pelaje brillante y musculatura notable, además de dientes blancos y afilados.

OJOS ROJOS; twilightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora