Killian se hallaba de pie en una lujosa y alegre área de la recepción en la cual Demetri los había dejado a los cuatro.
—¿Os encontráis bien los tres? —preguntó Edward entre dientes lo bastante bajo para que no pudiera captarlo la recepcionista. Su voz sonaba ruda a causa de la ansiedad.
—Será mejor que sientes a Bella antes de que se desplome —aconsejó Alice—. Va a caerse a pedazos.
La humana temblaba de la cabeza a los pies, temblaba tanto que todo su cuerpo vibraba hasta que le castañetearon los dientes. De un momento a otro, comenzó a llorar de forma histérica.
—Silencio, Bella, calma —pidió Edward conforme la guiaba hacia el sofá más alejado de la curiosa humana del mostrador.
—Creo que se está poniendo histérica. Quizá deberías darle una bofetada —sugirió Alice.
Edward le lanzó una mirada desesperada.
—Todo va bien, estás a salvo, todo va bien —entonaba él una y otra vez. La sentó en su regazo y la arropó con la gruesa capa de lana para protegerla de su piel fría.
—Toda esa gente... —hipó.
—Lo sé —susurró él.
—Es horrible.
—Sí, lo es. Habría deseado que no hubieras tenido que ser testigo de esto.
—¿Necesitan algo? —preguntó una voz en tono educado. Era Gianna, que se inclinaba sobre el hombro de Edward con una mirada que intentaba mostrar empatía, una mirada profesional y cercana a la vez. Al parecer, no le preocupaba tener el rostro a centímetros de un vampiro hostil.
—No —contestó Edward con frialdad.
Ella asintió, sonrió y después desapareció.
—¿Sabe ella lo que sucede aquí? —cuestionó Bella con voz baja y ronca.
—Sí, lo sabe todo —contestó Edward.
—¿Sabe también que algún día pueden matarla?
—Es consciente de que existe esa posibilidad. Alberga la esperanza de que decidan quedársela.
—¿Quiere convertirse en una de ellos? —él asintió—. ¿Cómo puede querer eso? ¿Cómo puede ver a esa gente desfilar al interior de esa habitación espantosa y querer formar parte de eso? —Bella se mantuvo en silencio durante un instante—. Ay Edward...
Mientras ambos hermanos intentaban calmar a la joven humana, él se retiró un poco y se sentó en un alejado asiento de color marrón cerca de la salida. Quería salir de aquel lugar, pero no quería volver y enfrentar a los Cullen. Sus sentimientos eran complicados. Tenía una molesta sensación en el estómago que le daban ganas de vomitar; era consciente de que lo haría de no ser por aquel lugar del cual no se atrevía siquiera mirar por temor a romper algo con tan sólo clavarle la mirada. Edward sabía que había estado mintiendo, ahora tendría que enfrentar aquello que lo había estado atemorizando por tantos meses. Y, por si fuera poco, todo lo bueno que le había sucedido en el último tiempo había sido por culpa de un error. Aquello significaba que, de no haber dado por casualidad con su ficha de adopción, Killian jamás hubiera tenido la oportunidad de tan siquiera acercarse a los Cullen. Miró a través de los ventanales, el sol aún no se ocultaba del todo. Quería irse. Quería buscar a su nana y que ella lo abrazara de la misma forma que hacía cuando era un niño: ofreciéndole caramelos de naranja y cantándole una vieja canción inventada por su ya difunto tío abuelo. Querría no haber tenido que tener la vaga esperanza de que todo aquello fuera real y que, realmente, él se merecía una familia.
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OJOS ROJOS; twilight
FanficEn donde los Cullen confunden a un humano normal con un ser extraño y sobrenatural. [Comentarios de spoiler serán eliminados. Por favor, no arruinen la experiencia a otros lectores] Comienzo: Diciembre 3, 2021 Finalización: -/-/-- Word count: ---