Un constante pitido molesto resonaba en las cuatro paredes de la blanca habitación. La pálida figura de un joven descansaba en una cama; tanto su brazo derecho como su cabeza se encontraban vendados, ojeras púrpuras descansaban en su rostro y un pequeño rasguño se podía ver en su cuello desde ese ángulo.
Pip, pip, pip...
Aquel pitido parecía ser todo lo que habían escuchado en las últimas veinticuatro horas.
Rosalie Hale se hallaba sentada en un pequeño sillón dentro de la habitación. Su rostro demostraba la preocupación y aflicción que sentía ante aquella situación. Todo había sido culpa de ellos, había sido demasiado peligroso exponer a un humano a la monstruosidad de sus seres día tras día, pero no eran capaces de dejar a Killian cuando éste había calado en ellos profundamente en tan poco tiempo.
Poco más de una semana, eso era lo que había tardado Killian en ganarse a los Cullen.
Rosalie suspiró y volvió a clavar sus ojos en el demacrado rostro del humano. Sólo le quedaba esperar a que despertara y poder explicarle todo sin mentiras. Había hablado con Carlisle horas después de haberlo trasladado al hospital, alegando que si los Vulturis terminaban por enterarse de su existencia, ella se haría responsable al cien por cien y, aunque Carlisle ya tenía pensado responsabilizarse del menor, agradeció las palabras de Rosalie.
La puerta de la habitación se abrió y Alice apareció con un vaso de color blanco con tapa y pajita que emanaba olor a sangre. La más bajita trotó hasta ella y estiró su brazo.
—No quisiste beber nada ayer tras el accidente, y tampoco te has alimentado en los últimos días así que toma.
Rosalie aceptó el vaso pero no bebió.
—¿Crees que estará bien? —preguntó la rubia.
Alice bajó la cabeza algo conflictiva.
—No lo sé. No he sido capaz de ver su futuro desde el incidente —murmuró.
La vampiro más alta asintió sin quitar la vista del humano.
—¿Edward ha cambiado de opinión?
Alice suspiró: —Aún insiste en irse.
—No será bueno para Killian el irnos.
—Lo sé, pero no podemos hacer nada.
—Edward me tiene harta.
—También lo sé.
—¿Y qué haremos si no despierta antes de que nos vayamos?
La vidente miró hacia el techo y una mueca se instaló en su rostro.
—Carlisle pedirá el traslado a un hospital en Ithaca, pero tendremos que informarle a su nana Sol. Siento que esa mujer vendrá en persona a arrancarnos la cabeza por más humana que sea —dijo Alice riendo sin gracia—. Me siento muy culpable.
—¿Tú también?
—Fue un peligro desde el principio convivir con un humano las veinticuatro horas del día...
—No se merece nada de esto —murmuró Rosalie—. Debería tener una buena familia, no monstruos como nosotros.
La puerta de la habitación volvió a abrirse y por ella pareció Carlisle vestido con su bata blanca.
—Los accidentes pasan, gatito. No hay caso en auto-culparse constantemente. Estoy seguro de que Killian no quiere eso.
Rosalie hizo una mueca pero no dijo nada.
—¿Tienes los resultados de las pruebas? —preguntó Alice, expectante.
—Hay cosas que no podemos ver hasta que no despierte, así que no sabremos qué secuelas podrá tener. Por el momento, sabemos que puede presentar mareos, dolores de cabeza y vómitos durante las tres primeras semanas luego de despertar. Así que os pido que le presten más atención de la usual —dijo con voz suave mientras su mirada se detenía en el pobre humano en la cama—. Tendremos que hacerle otra última transfusión de sangre. Sus niveles aún no vuelven a la normalidad —doctor se acercó al cuerpo inconsciente y descanso con sumo cuidado su fría mano sobre la frente de Killian—. Su frente está algo caliente, probablemente tenga fiebre alta en un par de horas. Si se quedan aquí, vigilen y avísenme si algo sucede.
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OJOS ROJOS; twilight
FanficEn donde los Cullen confunden a un humano normal con un ser extraño y sobrenatural. [Comentarios de spoiler serán eliminados. Por favor, no arruinen la experiencia a otros lectores] Comienzo: Diciembre 3, 2021 Finalización: -/-/-- Word count: ---