030; emily y la manada

5.1K 813 122
                                    

A la mañana siguiente, Killian se levantó temprano para despedir al grupo de vampiros que marchaba del pueblo para cazar antes de la lucha contra los neófitos.

—¿Recuerdas el número de emergencias? —preguntó Rosalie con un claro tono de voz preocupado.

Emmett, a su lado, rió.

—Amor, tiene dieciocho años. Sabe cuidarse solo por un par de horas —aseguró el grandullón—. Además, Edward estará cerca.

—Eso no me resulta muy tranquilizador.

Killian se acercó a la vampiro con sus manos ocultas en el bolsillo de su sudadera.

—Estaré bien —intentó tranquilizar—. Edward le ha dicho al señor Carlisle que llegará en diez minutos, me quedaré con él hasta que sea la hora de ir a la reserva.

—¿Estás seguro de querer ir? —cuestionó la rubia una vez más, por las dudas.

—Sí.

Rosalie escaneó su rostro antes de suspirar derrotada.

—De acuerdo, ¡pero debes llamarnos si sucede algo! ¡Cualquier cosa!

—Lo sé.

Carlisle negó divertido y se acercó al humano.

—Hemos hablado con Sam —comenzó a decir—, Emily está encantada de que pases la noche con ellos y ha aceptado cuidar a Jasper hasta que regresemos. Mañana temprano te irás junto a Jacob, Bella y Seth hacia el lugar acordado; os encontraréis con Edward allí. Lleva ropa de abrigo, hace mucho frío en las montañas.

—Ayer preparé un bolso con lo necesario —informó—, ¡oh! y también lo necesario para Jasper. Es bueno que la señorita Emily haya aceptado cuidarlo.

—Sí, es muy amable de su parte. Nos está haciendo un gran favor —Carlisle dio un rápido vistazo a los rostros de su familia, pronto notando lo ansioso en sus facciones—. Nos reencontraremos tras la pelea, prometo compensarte por todos los problemas que te estamos causando.

Killian sonrió.

—Hablemos de eso cuando nos volvamos a ver, señor Carlisle.

—Deberíamos ponernos en marcha si queremos aprovechar el día al máximo —interrumpió Alice, sonriente mientras daba saltitos alrededor de ambos varones.

—De acuerdo, de acuerdo, ya voy —dijo el patriarca. El rubio vampiro observó desde arriba los rojos ojos del humano; estos emanaban una tranquilidad que le aseguraba que todo iría bien—. Cuídate, no queremos que vuelvas a enfermar.

Killian asintió, obediente.

Esme, Rosalie y Alice se despidieron de él con un abrazo largo; Emmett bromeó sobre traerle un osezno como mascota, Jasper le pidió que se cuidara y Carlisle le recordó que volverían enseguida si algo malo sucedía. Con esto dicho, la familia partió y la casa quedó habitada únicamente por él y el perro.

Jasper dormía plácidamente en su gran almohadón junto a la ventana, roncando de vez en cuando y moviendo sus patitas como si corriera en sueños. Killian no quiso molestarlo, por lo que se recostó en el sofá y se dispuso a ver las noticias una vez más. Todo aquel problema con aquellos vampiros recién nacidos era —lo que suele decirse— un dolor de cabeza, pero no podía evitar sentir curiosidad por ellos.

Edward llegó, tal y como dijo Carlisle, al cabo de diez minutos. En silencio pero no lo suficiente como para asustarlo, se sentó junto a él en el sofá, atento a las noticias.

Ninguno dijo nada durante varios minutos: Killian por su extrema concentración y Edward dudando si aquel tema que quería intentar sacar sería delicado.

OJOS ROJOS; twilightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora