053; mi lobo

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Killian no supo reaccionar ante aquellas palabras, su cuerpo inmóvil ante el abrazo y el peso de las palabras que Paul había soltado por la boca. El cambia-formas temblaba ligeramente, más el neófito no sabía porqué era. Jasper observó la escena con disgusto, no apartando sus ojos del lobo que mantenía sus brazos rodeando el cuerpo de su hermano. No pudo evitar bufar con molestia cuando Paul intensificó el abrazo en el momento que el resto de su familia aparecía por el mismo lugar por el que había llegado Killian.

Rosalie mostró su mayor cara de disgusto y bramó: —¿Qué hace esa cosa tocando a Killian?

El neófito giró la cabeza con suavidad, intentando no alertar al cambia-formas que mantenía la suya apoyada en su hombro, y negó lentamente para intentar tranquilizar a la rubia vampiro.

Killian regresó a su posición anterior y elevó ambas manos con suavidad para dejarlas sobre la gran espalda de Paul, acto que provocó que el contrario se tensara, pero al notar las suaves caricias reconfortantes del neófito, volvió a relajarse. Killian no quería ni pestañear, mucho menos hablar, como si aquella situación pronto pudiera torcerse y convertirse en un campo de batalla. No comprendía qué era lo que ocurría con Paul pero era consciente de que aquel no era el mejor momento como para preguntar, más aún al ver la clara vulnerabilidad que enseñaba el lobo y que nunca hubiera sido capaz de creer de no haberlo visto en persona; Paul era conocido por su fuerte temperamento, por sus comentarios directos y sin filtro, por no mostrarse débil ante nadie y, sobre todo, por su claro disgusto hacia los vampiros, por lo que aquello le había tomado por sorpresa y Killian no pudo evitar preguntarse si todo aquello era resultado de aquella imprimación a la cual los Quileutes tanto aclamaban.

Carlisle llegó allí al mismo tiempo que su familia, escuchando de cerca el comentario asqueado de Rosalie. La escena frente a él le causó impresión, más se abstuvo a comentar nada dada la notable tensión; sus ojos estaban clavados en Killian, preocupado ante su reacción, más el chico parecía mucho más calmado que el resto de ellos. El vampiro igual creía que el temperamento de Paul era complicado, pero tenía esperanza de que la imprimación le hiciera reaccionar. Tuvo que dar un paso al frente para tomar el antebrazo de Rosalie y hacerla tranquilizar, la rubia a punto de saltar encima del cambia-formas para arrancarle a Killian de un mordisco si era necesario.

—Rose... —llamó en un susurro—, dejémoslos solos.

Ante esto, tanto Jasper como Rosalie se enderezaron de golpe.

—¿Los vas a dejar solos? —preguntó la rubia.

—¿Con él? —dijo el empático de igual forma, señalando a la gran cosa que abrazaba a su hermano.

—¿No les gustaría algo de privacidad cuando deben hablar cosas importantes? —inquirió Esme, quien estaba junto a Emmett.

—¿Pero por qué debe darle explicaciones a él primero? —se quejó Rosalie.

Carlisle suspiró, acariciando suavemente el puente de su nariz.

—Porque nosotros somos su familia y tendrá más tiempo junto a nosotros para explicar.

Aquello llamó la atención de la vampiro.

—Tienes razón, pueden hablar pero si le escucho hablarle mal siquiera un poco le rompo la cara.

Carlisle asintió y giró rápidamente para guiñarle un ojo a su mujer, quien rió ante el ingenio de su pareja. Emmett se acercó a Jasper y pasó uno de sus brazos por encima del hombro para obligarle a caminar en dirección a la casa. Killian se movió un poco y gestionó un silencioso "gracias" con los labios hacia Carlisle, quien sólo le indicó que dijera su nombre si necesitaba ayuda.

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⏰ Última actualización: Oct 27 ⏰

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