La procedencia de Killian se había extendido como la pólvora a través de las paredes del castillo. Quitando a los presentes el día del encuentro entre los Vulturis y una parte de los Cullen, el resto había comenzado a mirarlo con cautela y curiosidad cada vez que era arrastrado por Alec mientras este le seguía mostrando estancias distintas y centenar de antigüedades que Killian jamás hubiera creído poder ver en persona.
A pesar de haber sido él quien lo invitó, Caius había desaparecido de su vista y no había vuelto a hacer acto de presencia, algo que causó cierta confusión en el neófito, más procuró quedarse callado y evitar preguntar nada al respecto con temor a decir algo equivocado. Aro, por otro lado, se había dedicado a saludarlo efusivamente cada vez que Alec los hacía cruzar por el gran salón principal para adentrarse en otra estancia. Jane a veces los seguía de cerca en silencio y curioseaba sobre las centenares de tonterías que su hermano mellizo soltaba por la boca.
El primer día junto a los Vulturis había sido relativamente tranquilo, en su mayoría siendo acompañado por Alec quien no lo dejaba solo ni un segundo. Había recorrido hasta el último milímetro del lugar y había sido informado de cada antiguo miembro del clan que ya había desaparecido o se había marchado. Aunque algo bizarro, Aro contaba con una habitación enorme llena de pinturas antiguas al óleo que tenía en ella retratos y imágenes en grupo sobre todos los miembros pertenecientes, tanto actuales como pasados. Killian no pudo evitar dejar sus ojos clavados más tiempo en el cuadro en el que Carlisle Cullen se encontraba presente.
Cuando los primeros rayos de Sol del segundo día comenzaron a hacerse presentes, fue cuando comenzó la verdadera pesadilla.
Alec y Killian caminaban tranquilamente por el largo pasillo que los llevaría al salón principal, seguidos por Jane y Demetri que mantenían una conversación en susurro sobre rutas que el neófito no logró entender. Alec lo había ido a buscar tras una larga noche recibiendo mensajes por parte de Rosalie que no se había atrevido a contestar.
Rosalie:
¿Cómo que te has ido tres días con esa gente?
Más te vale contestarme.
Tu chucho esta insoportable.
Killian Cullen-Hale, contéstame ahora mismo.
Voy a obligar a Jasper a morderte en cuanto cruces por la puerta.
ME VOY A QUEJAR A SOLEDAD.
Killian quería contestarle más que a nadie, pero se negaba a gastar tanto dinero en un mensaje internacional.
Cuando llegaron al salón, un fuerte olor metálico inundó sus sentidos y, al abrir la puerta, éste se intensificó. Killian arrugó la nariz y aguantó la respiración inconscientemente mientras observaba el lugar. No había rastro alguno de sangre, al menos no ahí. El menor entrecerró los ojos y observó a su alrededor; Caius, Marcus y Aro se sentaban en sus respectivos lugares con un guardia detrás de cada uno de ellos, Félix y un grupo de vampiros pertenecientes a la guardia se hallaban en la esquina oeste del lugar y, como si fuera una mala broma en una película de terror, en el lado este de la sala había un grupo de turistas temerosos que temblaban mientras tapaban algo. El neófito tuvo que mirar con mucho ahínco para poder darse cuenta de que se trataba de un hombre de mediana edad cuyo cuello era cubierto por una camisa beige que alguien se había quitado para intentar parar la enorme hemorragia de su garganta tras haber recibido un enorme mordisco por parte de alguno de los vampiros presentes.
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OJOS ROJOS; twilight
FanfictionEn donde los Cullen confunden a un humano normal con un ser extraño y sobrenatural. [Comentarios de spoiler serán eliminados. Por favor, no arruinen la experiencia a otros lectores] Comienzo: Diciembre 3, 2021 Finalización: -/-/-- Word count: ---