045; prendas de ropa

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—¿Estás seguro de que es buena idea?

Killian suspiró, notando el claro tono preocupado que poseía la voz al otro lado del teléfono. Se encontraba sentado en una de las sillas de la cocina, taza llena de sangre en mano (la cual había sido obligado a consumir antes de emprender camino) y un grueso hilo rojo entrelazado en otra.

—Estoy seguro, Bella —respondió al cabo de unos segundos. El neófito podía escuchar con claridad como la respiración de la humana se volvía irregular ante sus palabras. No habían pasado ni dos horas desde su decisión sobre volver a ver a los Vulturis y Bella ya se había puesto histérica—. No hay otra opción, además, dudo que salga tan mal.

La fémina chasqueó su lengua, pero se abstuvo a vocalizar su propia opinión.

—Es sólo... —dudó unos instantes antes de continuar—, no quiero que te pase nada. Aún debo regresar para cumplir así el baile que me debes.

El neófito rió, un sonido dulce y atrayente.

—Bella... tengo dos pies izquierdos —recordó.

—¡Y yo dos derechos! —exclamó—. ¿Ves? Lo haremos bien.

Killian no pudo evitar volver a reír. La humana continuó con su charla:

—Además, tenemos que recrear las fotos de la boda. Vi el traje que Alice había elegido para ti y estoy segura de que te hubiera quedado mil veces mejor a ti que al maniquí que utilizó para mostrármelo.

—¿Recrear las fotos de la boda? Eso sería demasiado complicado.

—¡Tonterías! Alice sabrá que hacer, seguro no pondrá queja alguna a que vuelva a vestir ese vestido y esos dichosos zapatos incómodos.

—No soy muy fanático de los zapatos de vestir tampoco... ¿Puedo ir descalzo?

—Sólo si yo también.

—¡Hecho!

El silencio se apoderó del ambiente durante unos instantes antes de que ambos rompieran en carcajadas.

—Te echo de menos —admitió la humana, su tono de voz casi tan bajo como un susurro.

Killian apretó ligeramente el agarre del teléfono en sus manos, un suspiro escapando de sus labios mientras sus ojos observaban sin mucho afán el líquido intacto frente a él.

Habían pasado muchas semanas desde la última vez que había visto a Bella, ¡meses!. La última vez que la había tenido frente a frente y había podido tener una conversación decente había sido cuando aún era humano. Admitía que él también la extrañaba.

—Nos veremos pronto —aseguró el ahora inmortal.

—¿Estás seguro? —cuestionó—. Sé que no soy tan cercana a ti como el resto de los Cullen pero realmente te considero mi amigo y, y desapareciste de la nada y no me dejaron verte por mi seguridad y, en serio, no se me dan bien las situaciones así porque sobrepienso y termino dándole vueltas a cosas que no tienen sentido y-

—Bella —cortó el varón. El otro lado de la línea estuvo en silencio al segundo—, estoy seguro.

—¿Pero y si vas y no vuelves? —preguntó nuevamente.

—Voy junto al señor Carlisle —recordó el neófito—. Confío en él.

La humana murmuró algo ininteligible.

—Está bien, cierto, sí, vas con Carlisle. Debes volver sano y salvo, sin ninguna grieta que arruine nuestras futuras fotos de la boda —recordó.

OJOS ROJOS; twilightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora