1. Las mejores noches comienzan como días malos .

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Supe que sería un pésimo día a penas abrí los ojos y vi que era tardísimo

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Supe que sería un pésimo día a penas abrí los ojos y vi que era tardísimo.

Mierda.

Tenía que llegar a clase de historia a las nueve y ya eran pasadas las diez.

Juan Gris maullaba alrededor de la cama pidiendo comida cuando me puse de pie queriendo comenzar mi día, aunque fuera dos horas tarde. Pero a penas di dos pasos sentí como debajo de mí había algo blando y cálido, cojeando me deslicé a un lado y me senté en la cama para analizar lo que había pisado. Excremento de gato.

—Juan Gris—le regañé, molesto— te compré un arenero para algo, ¿sabes?

Miau

Gruñí mientras limpiaba el desastre, serví la comida al gato consentido y me preparé un café en tiempo récord, si me daba prisa aún podría llegar a mis asesorías de tesis.

O eso creía hasta que 20 minutos después estaba atorado en el tráfico, aunque en un principio creí que podría adelantarme a algunos autos con mi vespa la realidad es que todo ese caos vial se debía a un tonto accidente entre una camioneta y un auto.

Malditos conductores de autos, los odiaba.

Llegué a la facultad casi a medio día, a tiempo para escuchar a la profesora de Ontología explicar ante toda la clase como había reprobado su último examen y mi nombre representaba el claro ejemplo de todo lo que no se debía hacer.

Suspiré con enojo y fuerza metiendo el papel con el 4 marcado en rojo a mi mochila, al momento que Hannah se acercó a mí, saludándome con un beso en la mejilla y haciéndome reír.

—Te ayudaré a estudiar para el próximo, Joey, te lo prometo.

Le sonreí en agradecimiento, aunque no le dije que mi mala nota no se debía a falta de estudio, más bien a falta de tiempo pues una noche antes había estado en vela y-

No importaba.

—Gracias, Han. Ahora tengo que correr, tengo una entrevista de trabajo—. Expliqué, tomando la galleta que me dio y estaba muy agradecido, no había comido nada en toda la mañana más que ese café, que era lo único que tenía en casa.

—¿Pasó algo en el trabajo de construcción?

—No, pero necesito más ingresos, lo sabes.

No lo sabía, es decir, sabía a medias, pero jamás le había contado la historia completa a nadie, probablemente Hannah creía que era adicto a las drogas y tenía deudas por eso.

Sin decir más, corrí hasta mi medio de transporte, y por suerte logré llegar a tiempo al lugar donde sería mi entrevista.

Al abrir la puerta vi como una mujer tropezaba y su bandeja de seis caían en la misma dirección: yo.

Cuando la corona se rompeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora