El discurso de Victoria estaba por todos lados, en revistas, periódicos, canales de noticias e incluso era tendencia en twitter: "las palabras de aliento que da la reina de Dagraophem tras el atentado al palacio de Hanet"
Pero nada de eso importaba en estos momentos, pues yo sabía que por muy metalizada que Victoria estuviera de que su padre iba a morir, no estaba lista para enfrentar la dura realidad de que estaba sola en el mundo.
Aunque eso no fuera verdad, Victoria no estaba sola, yo jamás iba a permitir que lo estuviera; y si bien era cierto que hasta este momento no la había visto llorar, había un vacío en su mirada que me preocupaba, parecía que iba todo en automático. Haciendo solo lo que tenía que hacer, con ese traje negro y la corona sobre su cabeza, pues era protocolo que ambos las lleváramos, a pesar de todo, teníamos que cargar con ellas. Estábamos en la sala fúnebre que había mandado preparar para velar a su padre, ya que sería sepultado al día siguiente, por la tarde. Y como si el cielo estuviera igual de triste que todo por lo que había pasado, no había parado de llover desde que terminó la conferencia de prensa hasta este momento.
—Victoria, —la llamé—, ¿quieres venir conmigo para tomar algo de comida?
—No tengo hambre, ve tú.
—Cielo, no has comido nada en todo el día, por favor— insistí, genuinamente preocupado.
—Que no tengo hambre, Joseph, pero seguro tú sí, de verdad, ve a comer no te preocupes por mí.
—Joseph, —me llamó Ruder,— ve a comer algo, yo me quedo con ella.
Un poco desconfiado aún, acepté y me dirigí hasta la cocina, donde había personal sirviendo todo aquello que las personas necesitaran, pero de igual manera me acerqué hasta allá.
—Majestad, —saludó una de las mujeres presentes —, ¿podemos ayudarle en algo?
—Sí, podría prepararme tres cafés y una charola con algunos bocadillos, por favor. Los esperaré aquí.
—No es necesario, majestad. Por favor, se los llevaremos hasta donde están usted y la reina.
—Está bien, pero por el momento ¿podrías traerme un poco de agua?
Ella asintió, y me acercó un vaso hasta la barra que nos dividía, revisé mi teléfono mientras esperaba un poco, había algunos mensajes de Harry y de nadie más. En realidad, luego del arresto de Gabriel había cambiado mi número de teléfono, no sabía cómo mi madre había conseguido el anterior, pero este nuevo era imposible que lo tuviera, nadie de mi antigua vida, a excepción de Harry, Sonia y Lara lo tenían. Y ellos jamás lo compartirían con nadie. Era mejor así.
Terminé el agua del vaso y lo regresé, agradeciendo por la atención y diciendo que esperaría el pedido en los sofás donde estaba mi esposa, desde ahí la veía, notaba como los labios de Ruder se movían, lentamente, no sabía leer los labios, pero reconocí cuando dijo "Vic" un par de veces. Que ridículo que la llamara solo Vic, cuando su nombre completo era precioso.
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Cuando la corona se rompe
Storie d'amoreJoseph tiene cuatro empleos, hace malabares con las cuentas cada mes y cada día qué pasa se siente más y más atrapado. Victoria es la heredera de uno de los reinos más ricos del mundo, pero para poder acceder al trono necesita un esposo. La propue...