༒Victoria ༒
La noche que conocí a Joseph Moreau supe que algo cambiaría para siempre. Quizás fue la manera tan cortés en la que me habló y luego me mandó al demonio tras mi actitud prepotente, o tal vez fue el hecho de que no sabía nada de mí; pero la cuestión es que sabía que nada volvería a ser igual. La idea de volverlo mi esposo vino durante la madrugada, tenía meses buscando una manera de resolver mi situación, incluso llegué a considerar casarme con Ruder.
Pero cuando estaba en la cama de Joseph, y tras pensar en la manera en la que actuó además de los problemas económicos que confesó tener... bueno, la solución vino a mi mente como una revelación. Tenía que casarme con él.
Era el plan perfecto, casarme con un completo desconocido no solo mío, sino de toda la nación, nadie en Dagraophem sabía que Joseph existía así que no había manera de que lo utilizaran en mi contra, él necesitaba el dinero y yo necesitaba de sus servicios, por lo que, que me perdonara el Dios en el que no creía por mentirle a toda la corte y todo el país.
Así que ahí estaba. A menos de 24 horas de casarme con ese ingenioso y comprensivo hombre. Gran parte fundamental del plan era que jamás vería a Joseph como nada más que un empleado, pero no me lo dejaba fácil, y es que cada momento en el que me sonreía o tomaba mi mano, incluso cuando solo posaba a mi lado sentía malestar en el estómago. Creí que era indigestión y visité al médico del palacio, pero resultó ser que no, estaba todo bien conmigo, excepto esa sensación extraña que seguía apareciendo cada que Joseph me decía que me apoyaría en todo, o cuando me veía como si me admirara pero al mismo tiempo me comprendiera.
Me enojaba que hiciera eso, por eso había decidido que una vez que estuviéramos casados -mientras que no estuviéramos en público- me alejaría de él lo más que pudiera. Pero primero teníamos que tener una boda exitosa. Era un punto del plan que no nos podíamos brincar.
Y hablando del plan... estaba a punto de avanzar un paso más.
Me aprendí todas las leyes de Dagraophem cuando solo tenía trece años, y me mantuve actualizada de cada una de las reformas, yo misma propuse algunas, por la voz de mi padre claro, a mí jamás me hubieran tomado en serio.
Pero había una ley en específico que conocía perfectamente. La ley especial para obtener títulos nobles en Dagraophem:
Se necesita una donación desinteresada del candidato a obtener un título noble, el nombramiento de un miembro directo de la corona y la firma de dos testigos, los cuales debían ser un miembro de la corte, y un civil. Nada más.
Así que ahí teníamos todo, 30000 ariles en un cheque a nombre de Ruder para el reino, un miembro directo de la corona: yo; y los dos testigos, Félix: el civil, y el conde Liam: miembro de la corte.
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Cuando la corona se rompe
RomanceJoseph tiene cuatro empleos, hace malabares con las cuentas cada mes y cada día qué pasa se siente más y más atrapado. Victoria es la heredera de uno de los reinos más ricos del mundo, pero para poder acceder al trono necesita un esposo. La propue...