28. Una día sin paz.

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ANTERIORMENTE EN CUANDO LA CORONA SE ROMPE: Luego de revelar la verdad de su pasado familiar a Victoria, Joseph comenzaba a sentirse feliz y cómodo en su nueva vida, pero la llegada de su padre al palacio le perturbó la paz, para mejorarle el ánimo Victoria lo acompañó en un momento íntimo e intenso, que se vio interrumpido con la noticia de que Juan Gris se encontraba enfermo.

CONTINUEMOS...

Llegué corriendo prácticamente hasta la habitación donde una de las doncellas cuidaba a Juan Gris que estaba tirado en su cama, al verlo tan pequeño y débil me sentí mal y automáticamente comencé a culparme

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Llegué corriendo prácticamente hasta la habitación donde una de las doncellas cuidaba a Juan Gris que estaba tirado en su cama, al verlo tan pequeño y débil me sentí mal y automáticamente comencé a culparme.

No debí dejarlo solo tanto tiempo, sí, estábamos ahí ya hacía meses, pero el palacio era enorme.

—Ruder viene hacia acá con el veterinario, no te preocupes.

—Claro que me preocupo, no debí dejarlo sin supervisión tanto tiempo.

—Cariño, Juan Gris es un gato inteligente y muy independiente, tú sabias que sabía cuidarse solo y cuando comenzó a sentirse mal vino a buscarnos por ayuda, va a estar bien.

Victoria comenzó a consolarme y no tardó mucho antes de que llegara Ruder con el veterinario. Un hombre mayor que se acercó a mí con su maletín.

—Victoria, ¿puedo hablarte de algo? —Pidió Ruder a mi esposa, en lo que el doctor comenzaba a examinar a Juan Gris.

—No, Ruder, me quedaré con Joseph y Juan Gris, y por favor pídele a Zaida que liberé mi agenda de hoy.

—¿Vas a liberar tu agenda... por un gato? — dirigí mi mirada indignante hacia él.

—Sí, ¿alguna queja de cómo manejo mi tiempo? — La respuesta de Victoria me habría hecho sonreír si no hubiera estado demasiado preocupado por mi pequeño.

—Puedes ir si tienes que hacerlo, por mí no hay problema.

—He dicho que me quedo con ustedes—. Ordenó a lo que solamente asentí, comenzando a responder las preguntas del veterinario.

—No sé cuando nació pero debe estar por cumplir los tres años, lo adopté hace dos y medio cuando aún era muy pequeño, tiene todas sus vacunas, come tres veces al día, está esterilizado y tuvo otitis cuando era un cachorro, pero fuera de ahí es muy sano, casi nunca ha enfermado, ni siquiera ha tenido pulgas luego de ser adoptado.

—Entiendo, parece ser que está intoxicado, quizás comió algo con insecticida, chocolate, algún jabón o incluso pudo ser una planta no apta para él, le escribiré una lista de las cosas más comunes dañinas para los gatos que se puedan encontrar a su alcance, le voy a administrar un medicamento, pero tiene que mantenerlo hidratado con un suero especial.

—Entendido— procesé las ordenes mientras acaricié a Juan Gris detrás de sus orejas, que cerró los ojos al sentirse seguro conmigo.

El veterinario nos dio algunas indicaciones antes de irse, al final terminamos quedando solos Victoria y yo, cuidando de Juan Gris.

Cuando la corona se rompeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora