15. Los rumores que se escuchaban por los pasillos

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Victoria se puso de pie, intentando salir del comedor, pero me atravesé en su camino, usando mi cuerpo de barrera para que no pudiera moverse

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Victoria se puso de pie, intentando salir del comedor, pero me atravesé en su camino, usando mi cuerpo de barrera para que no pudiera moverse.

—Joseph, hazte a un lado por favor, tengo muchos pendientes.

—No me voy a mover hasta que me digas que ha sucedido.

Me esquivó y logró salir de la sala, dirigiéndose hasta nuestra habitación, la seguí, claramente, hasta que nos encerramos ambos en ella.

—Oh, por supuesto que te diré que es lo que sucedió —, colocó una mano en su cintura—. Circe ha estado todo el almuerzo coqueteando abiertamente contigo, y tú no le has puesto ningún alto.

—Ella no... — ah, así que eso estaba haciendo— claro que no, ella solo estaba siendo amable, y yo solo quería llevarme bien con tu familia.

—¿En serio, Joseph? "Que necesito para que me hagas una igual, puedo pagarte" ¿con qué exactamente iba a pagarte, eh?

—Hasta ese momento fue que noté que algo andaba raro, pero igual no pude decirle nada porque saltaste a ordenarle que no se acercara a mí.

—Pues claro que iba a hacerlo, estamos casados por si se te ha olvidado—, señaló el anillo en su mano, como si realmente pudiera olvidarlo.

—Igual, a lo mejor si que se me ha olvidado, porque a penas y te he visto estos últimos días— no tenía ni la menor idea de dónde había salido aquello, las palabras solo brotaron de mi boca.

—Porque he estado muy ocupada, pero eso no te da ningún derecho a coquetear con mi prima frente a toda mi familia—. A ese punto de la discusión, se encontraba algo acalorada, estaba muy molesta.

— Si es que eso fuera lo que ella hacía, yo solo estaba siendo amable, además, ¿que importa eso? Fuiste muy grosera con tu prima, y nuestro matrimonio es una farsa ¿que más te da si alguien coquetea conmigo?

Soltó una carcajada y se dejó caer sobre nuestra cama, yo me quedé frente a ella de pie.

—Claro que me importa, porque es una farsa que tenemos que mantener durante seis meses, ¿quieres que volvamos a leer el contrato? Donde dice claramente que debemos ser fieles durante el matrimonio.

—¡Yo no te estaba siendo infiel! ¿y de eso se trata todo? ¿Del estúpido contrato?

—¡Estabas coqueteando con mi prima! Y claro que se trata del contrato, ¿de que más se trataría? ¿Acaso crees que estaba celosa? Que ridiculez, nuestro matrimonio es una farsa como dijiste, pero tenemos que fingir que no lo es, así que mientras el contrato esté vigente, hazme el favor de abstenerte de coquetear con cualquiera que pueda alimentar chismes de que me estás engañando cuando todavía no tenemos ni un mes de casados.

Idiota.

Yo, no ella. Ella tenía razón.

—Bien.

Cuando la corona se rompeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora