43. Una vida sin ti

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👑Victoria👑

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👑Victoria👑

Entré a mi oficina dando un portazo que seguramente se escuchó en todo el palacio, con las manos en la cabeza y la mente a mil por hora quise evitar que las lagrimas salieran de mis ojos.

Sentía que me estaba ahogando, cada segundo la respiración me costaba más y más. En el fondo sabía que iba a divorciarme en algún momento, entonces ¿Por qué dolía tanto?

Escaneé a mi alrededor hasta que encontré una botella de agua a mi alcance, bebí un poco más hasta que sentí que el aire volvía a llegar a mis pulmones, aunque la sensación de alivio jamás llegó del todo.

Tomé mi teléfono el cual usaba muy poco, era mas del uso de mi asistente la cual manejaba toda mi agenda, abrí la lista de contactos para intentar llamar a alguien para contarle como me sentía pero estando frente a tantos nombres me di cuenta que no había nadie a quién acudir. Acababa de divorciarme y dejar ir a la única persona en el mundo con la cual podía ir sin importar que a sentirme acompañada. Ruder seguía inconsciente en una cama de hospital y el amor de mi vida se estaba yendo a otro continente, lejos de mí. Liam estaba en otro país, y tampoco era muy afín a contarle a él mis conflictos personales.

Me tomó poco tiempo darme cuenta que en realidad estaba más sola que nunca. No existía ninguna persona a la que pudiera acudir y decirle que no estaba bien, que me escuchara porque necesitaba desahogarme. No había nadie a quién pudiera confiarle un "me siento sola" y ser consciente de eso me hizo un gran agujero en el corazón, del que creía con toda la sinceridad, jamás podría recuperarme.

La puerta de la oficina sonó e intenté tomar respiraciones profundas para tranquilizarme, contesté que pasara y Zaida comenzó a informarme de mi agenda del día, ya que a pesar de que era uno de los peores días de mi vida, a pesar de que había dejado ir a mi verdadero amor y al hombre al que me había aferrado, seguía teniendo la responsabilidad de Dagraophem, y una reina no tenía permitido darse un día libre, aunque mi corazón estuviera sangrando y me suplicara por un descanso, tenía que seguir adelante como si nada hubiera pasado.

Comencé a recibir pendientes, a contestar solicitudes, a firmar y aprobar, a mantener mi mente ocupada para no volver a pensar en él. Cerca de medio día Zaida me actualizó la agenda una vez más.

—Tiene una reunión con la corte hoy, majestad. A las dieciocho horas esté programada y ya han confirmado asistencia todos, a excepción del Conde Liam que sigue fuera—, asentí sin darle demasiada relevancia.

—¿Puedes conseguirme un analgésico, por favor? —Solicité a lo que mi asistente atención, buscando en el botiquín que manteníamos en la oficina.

—Majestad— me llamó— no me gustaría que tomara lo que le diré como una intromisión— levanté la ceja izquierda intrigada por sus palabras, y la incité a que continuara— pero el vuelo del rey Joseph, perdón, el vuelo del señor Moreau sale en una hora.

Cuando la corona se rompeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora