Nos vestimos en completo silencio, Victoria confirmó que el código era el correcto y subimos las escaleras nuevamente sin decir nada, yo al frente y ella siguiéndome, hasta que llegamos a la trampa del suelo, la empujé con fuerza para que saliera y fue así como estuvimos de regreso en el pasadizo de nuestras habitaciones.
Notamos que todo estaba en silencio, así que no sabíamos si salir o no, pero la señal de Ruder era clara: ya estábamos a salvo.
—Echaré un vistazo para ver qué sucede—Anunció, y la detuve tomándola del brazo.
—Mejor voy yo primero.
Y me adelanté, entramos a nuestra habitación matrimonial en la que me sorprendí de ver cómo estaba todo desordenado, como si hubieran estado buscando, los muebles estaban volteados, la cama destendida y nuestra ropa en el suelo, solo podía llegar a una conclusión: habían estado aquí.
Victoria me tomó la mano y al asegurarnos que no había nadie más en la habitación, salimos al exterior.
Nos detuvimos al instante, horrorizados al ver el panorama que teníamos al frente.
El pasillo estaba lleno de sangre, no sabía bien a quién pertenecía pues no había cuerpos, o personas a la vista, solo mucha sangre derramada y con señales de que a quien sea que le perteneciera, fue arrastrado por todo el pasillo. Victoria apretó su mano fuerte sobre la mía, mientras que yo la acerqué más hacia mí.
—Llamaré a Ruder—, anunció y procedió a sacar su teléfono con la mano que tenía libre, sin soltar la mía. —¿Dónde estás? Ya hemos salido. Bien, iremos hacia allá—. Colgó y luego se dirigió hacia mí—. Están en la sala de juntas, debemos ir hacia allá, venga.
La seguí, y durante el camino estuve llamando a Juan Gris, no sabía en qué parte del castillo se encontraba, por suerte, se apareció cuando estábamos a un metro de entrar a la dicha sala, el resto de los pasillos estaban igual al de nuestra habitación, con las paredes salpicadas de sangre y el piso manchado de rojo, algunos más que otros, pero todos estaban igual.
Victoria se agachó y cargó a Juan Gris en sus brazos, antes de entrar a la sala.
En la mesa principal, estaba sentado Ruder, Dave y Félix, los tres se veían terrible, sus rostros estaban pálidos, y la ropa estaba manchada. Me pregunté que había pasado en nuestra ausencia.
—Tomen asiento. Tenemos que hablar.
—Déjense de rodeos, primero lo importante—, demandó mi esposa, —¿cuántas bajas tuvimos?
—Tres cocineras, dos mucamas y 16 soldados—, habló con firmeza Dave—, eso por nuestro lado, del otro, tenemos a 12 atacantes muertos, y seis encerrados.
—Maldita sea —, susurró, terriblemente afectada. Habían muerto treinta y tres personas en el castillo esta tarde—. ¿Qué más debo saber?
En esta ocasión, fue Félix quien tomó la palabra— Los que fueron capturados están siendo llevados a las celdas de la prisión de Capital. Se les interrogará, también hay más de 10 heridos del personal, están siendo atendidos en el hospital real de Dagraophem. Nos encargaremos de todo, y en breve llegarán refuerzos para tomar las pruebas necesarias esta tarde, interrogaremos a todos los presentes que están ya a salvo, y descubriremos cómo fue que sucedió esto, majestad.
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Cuando la corona se rompe
Storie d'amoreJoseph tiene cuatro empleos, hace malabares con las cuentas cada mes y cada día qué pasa se siente más y más atrapado. Victoria es la heredera de uno de los reinos más ricos del mundo, pero para poder acceder al trono necesita un esposo. La propue...