Los días posteriores a firmar el acuerdo fueron una locura. Mi cierre de semestre se empalmó con un hacinamiento de periodistas queriendo saber de mí, pues, al ser fotografiados paseando de la mano por las calles de Londres, nos volvimos el tema de conversación favorita tanto de los londinenses como de los dagraophemianos.
Victoria y yo paseamos ese día, fuimos a cenar al siguiente y cuando tuvimos la cita en un parque, tuvieron que intervenir sus guardias pues fuimos atacados por periodistas sedientos de información.
En la universidad, pasé de ser el chico pobre al que la mayoría ignoraba a aquel que todos querían hablarle y preguntarle sobre su relación. Había personas demasiado hipócritas e interesadas sin duda.
Nunca tuve muchos amigos en ese lugar, la única era Hannah y ahora parecía que me odiaba y no la culpaba en absoluto. Y todos los que repentinamente me hablaban y querían caerme bien me causaban desprecio por su hipocresía. Cuando me estaba derrumbando, nadie hizo el mínimo esfuerzo por siquiera escucharme.
Es por eso que en ese momento me sentía agotado y ni siquiera llevábamos una semana de anunciar que estábamos saliendo. No me quería imaginar cómo sería el matrimonio.
—Joey— un imbécil de mi clase se acercó a mi, sentándose a un lado—, ¿Cómo estás, amigo?
—Ocupado—. Respondí con la esperanza de que se fuera.
—Desocúpate entonces, te quería invitar a una fiesta que estaremos dando en la residencia del norte.
—Gracias, pero seguiré ocupado.
—Anda, ¿sabes lo que muchos en tu lugar harían por estar invitados?
—Pues invita a uno de esos ¿me permites?
El imbécil levantó sus manos en señal de rendición y se alejó lentamente de mi lugar, quizá debí de haberlo considerado, ir a una fiesta de esas significaba hacer muchas conexiones, por lo que muchos en mi posición poco favorable habrían matado por ir. Pero antes no era un lamebotas y ahora que sería rey, mucho menos.
Me reí internamente de mis propios pensamientos, cuando Hannah pasó frente a mí, ignorándome.
Serían unos días muy difíciles.
👑👑👑
Al llegar a casa, la entrada estaba llena de paparazzis, molesto traté de esquivarlos a todos, la gente quería chisme, y a mi me tenían un poco hasta los cojones. Mi correo estaba en la entrada cuando abrí la puerta, con Juan Gris andando por ahí. En el correo no había nada nuevo más que muchas cuentas que pagar, y por primera vez en meses, no me preocupé por ello.
Mi teléfono sonó en ese momento con el nombre de "Prometida" en la pantalla.
—Futura esposa—, saludé.
—Futuro esposo— soltó una risa pequeña, como cada vez que nos llamábamos así, a ambos nos parecía igual de ridícula la situación—. Espero no te estén molestando demasiado, aunque quedamos en el contrato que no, aún puedo enviarte seguridad.
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Cuando la corona se rompe
RomanceJoseph tiene cuatro empleos, hace malabares con las cuentas cada mes y cada día qué pasa se siente más y más atrapado. Victoria es la heredera de uno de los reinos más ricos del mundo, pero para poder acceder al trono necesita un esposo. La propue...