Capítulo 9

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Hola chicos y chicas que leen este humilde fic, mil GRACIAS por los votos que le dieron y a todas las personas que me agregaron a su lista de lectura les mando un beso del tamaño de China :)

Les quiero comentar que mañana voy hacer una videollamada por medio de Google+, si alguien quiere unirse es bienvenido solo necesita tener una cuenta Google (gmail), la pueden comentar o enviar por mensaje privado. Hablaremos del fic, futuros proyectos(no solo míos), la saga de CDS en fin, para conocernos mas. ¡Anímense! va a estar padre.

Espero que les guste el capítulo. Si comentan no me enojo, siempre quiero saber que es lo que piensan sobre lo que escribo.

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Alec observaba a la bruja de pies a cabeza. Su actitud casi infantil — de total asombro cuando le preparo café en la cafetera — lo hacía dudar de su edad seriamente. Además su vestimenta tampoco era precisamente discreta. Los colores más chillones, como el amarillo pollito o el fucsia, destacaban en su guardarropa, porque si, se instaló en el loft de Magnus y con el simple hecho de la extravagancia en su vestimenta podía creer que si son hermanos. Su hermano. Magnus tiene una hermana, eso aún le provoca mareos.

— ¿Tienes de esos cupcakes? Ya sabes, de los que están cubiertos de chocolate, hechos de chocolate y con relleno de chocolate. — pregunto Valerie a Magnus.

— ¿Tienes botón de apagado? — le respondió el Gran Brujo de Brooklyn con exasperación. Desde que su supuesta "hermana" llego lo seguía a todos lados.

—No que yo sepa. — se encogió de hombros después de mirar sobre su hombro para buscar el switch del que le hablo Magnus. — ¡Oye, te hice una pregunta!

Alec rodo los ojos. En los últimos días notó la ingenuidad de la pequeña bruja; siempre distraída y torpe, aun así no deja de dar giros de ballet por todo el loft — rompiendo algunas cosas en el proceso y con un muy enfadado Magnus. Y ni los episodios de ira de su novio la intimidaban realmente, siempre desenfadada. Viviendo en su mundo.

—Magnus, por favor. — pidió su hermana por enésima vez.

— ¿Qué quieres? — casi le grito el brujo. Esa molesta bruja de su hermana no dejaba de seguirlo.

—Nuestro querido padre envía un mensaje. — se cruzó de brazos con el ceño fruncido. Al fin vio algo de seriedad en la pequeña bruja, la manera en la que hablo cuando menciono a su padre... no tenía duda alguna que le agrada tanto como a su novio.

— ¿Qué...?

—Ya sabes como es. — la afligida voz de la bruja fue un susurro casi imperceptible. — No tiene corazón.

—Es un demonio, por supuesto que no tiene corazón. — Magnus miro la expresión triste de Valerie, la comprensión brillando en sus ojos felinos.

—Asmodeus nunca es portador de buenas noticias.

Alec soltó una exhalación profunda. Hablar del padre de su novio no le trae buenos recuerdos, a nadie.

—Si alguien me hubiera dicho que habría reunión en mi propio apartamento podría haber hecho té y galletitas. — comento Lilly cuando los tensos conocidos de su amiga tomaron asiento en su sala tipo escuadra.

—La cocina estaría incendiada si hubieras hecho eso. — replico Nina enarcando una ceja rubia.

—Sí, bueno... doy gracias a quien sea que haya inventado los microondas. — dijo mientras se dejaba caer en el suelo estirando sus largas piernas en el piso. — Aun sigo esperando disculpas de ciertas personas, ahora que lo recuerdo... — dijo en voz alta mirando a los invitados.

—Espera sentada. — se mofo Isabelle recargada en la pared.

Lilly suspiro audiblemente, la toleraría solo porque es necesario. Después... haber que pasa.

— ¿Eres nueva o algo así? — le pregunto directamente a Vanessa.

—Vengo de Londres. — respondió con su acento inglés.

—Que interesante. — dijo Lilly imitando su acento a la perfección. — ¿Y brillitos?

—Lilly, no te pases. — la detuvo Nina cuando su mirada se posó en Magnus y su... hermana. Todavía tenían que aclarar ese asunto. — Estamos aquí para discutir qué diablos hacer con lo que está sucediendo.

—Ni siquiera sabemos que son esas cosas. — opino Clary, la pelirroja.

—O si Sebastian está detrás de esto. — tercio Isabelle, reacia a aceptar otra idea.

—Puedes rastrear a Sebastian. — fue el turno de Nina para hablar, miro al hombre con ojos de gato, a Lilly le daba escalofríos, un poco. — Dudo que sea el pero...

— ¿Qué te hace dudar? — ahí van de nuevo, pensó Lilly. Esa tal Isabelle siempre molestaba a Nina a la menor oportunidad.

—No lo entenderías. — se limitó a responderle la rubia. — Sé que tu coeficiente intelectual no supera al de un chimpancé, aun así...

— ¡Repite lo que dijiste! — más enojo, esto terminaría mal.

—Que tu coeficiente...

—Suficiente. — el rubio, que no había dicho una sola palabra se levantó de un salto para separar una posible pelea. — Lo último que tenemos es tiempo, en cuanto la Clave se entere que estas de vuelta, te buscara para obtener respuestas, por las buenas o por las malas. — sus ojos ambarinos posados directamente en Nina. — En cuanto se enteren que una mundana — señalo a Lilly con un gesto de cabeza. — sabe de nosotros será peor.

—A mí no me ata ningún juramento. — replico Nina pacientemente. — no es mi culpa que la Clave sea tan corrupta como cualquier gobierno. — se cruzó de brazos apoyando su peso en la pierna izquierda.

—Como te atreves...

—Mejor siéntate Xena, todos sabemos que como seres humanos imperfectos los gobiernos tienden a la mismo. — explico Lilly rodando los ojos. — definitivamente, todos sabemos eso. Hasta mi primo de nueve años lo sabe.

—Este magnífico debate entre ustedes me tiene al borde del asiento. — dijo el ojos de gato con evidente sarcasmo. — Mejor pasemos al punto principal.

— ¿Qué tienes una hermana? — pregunto Isabelle enarcando una ceja en dirección a la pequeña bruja en tutu. — se nota que son familia.

—Gracias. — ¿acaso se dio cuenta de que la insulto? Quizá fuera muy inocente, algo que le cuesta trabajo creer. — ¿Ya me toca hablar a mí? — pregunto dando saltitos. Nadie entendió su emoción. Tampoco ninguno dijo nada, así que continúo. — Bien, conozco a alguien que podría ayudarnos, le encanta hablar con metáforas pero... es amigable.

Lilly se preguntó cómo es que siendo tan pequeña se podía tener tanta energía, además estaban hablando sobre algún maniático que desea destruir el mundo y que, al parecer no es la primera vez que lo intenta. Gran lío.

¿En dónde se metió?


Cazadores de Sombras: Ciudad de Luces (2° parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora