Nina se monto en la motocicleta y la arranco sin esperar un segundo. Su hermano le llamó, sonaba muy desesperado por teléfono, lo único que logro entender entre sus sollozos fue que se encontraba en su lugar especial, ese que descubrió cuando se perdió durante un paseo escolar. Lo increíble era como un niño de nueve años puede llegar ahí por sí solo, algo peligroso también.
— ¡Nina! — apenas se bajo de la motocicleta su hermano corrió y la abrazo por la cintura. — No dejes que me lleven, por favor... no q-quiero irme. — era peor de lo que se imaginaba, hace apenas un par de semanas que no veía a su hermano y era un niño completamente feliz, en ese momento Ian distaba mucho de estar cerca de esa emoción.
—Ian, cálmate así no te entiendo. — lo abrazo con fuerza acariciando su espalda levemente, esperando que eso lo ayudara a calmarse. — Eso es, respira profundamente y suelta el aire lento, bien ya está.
Su hermano aun seguía sollozando pero ya se había calmado un poco, lo último que deseaba era una crisis de ansiedad.
—Ahora sí, ¿Qué sucedió? — le pregunto tranquilamente, estar alterada es inútil con eso no solucionas nada.
Nina guio a su hermano menor a la orilla de aquel edificio y ambos se sentaron, la vista era increíble e imposible no contemplarla, ya habría tiempo después.
—Papá y mamá quieren enviarme lejos. — le respondió bajito, limpiándose las lagrimas antes de que resbalaran por sus pálidas mejillas. — Por eso te llame.
— ¿Escapaste de casa? — preguntó Nina mirando directamente el perfil de su hermano con la mirada gacha.
—Sí. — asintió. — Ayer los oí hablando de eso, mamá lloraba pero decía que era lo mejor; ya está todo arreglado, mi viaje sale el sábado. No quiero irme, por favor Nina no dejes que me lleven.
—Ven acá. — lo atrajo hacia su pecho para abrazarlo, no se imaginaba porque sus padres querrían enviar lejos a su hermanito. — Ian, nuestros padres deben estar muy preocupados, no debiste irte asi.
—Les deje una nota.
— ¿Qué decía? — pregunto la rubia con curiosidad.
—Que me fui y no me buscaran. — no pudo evitar rodar los ojos, después de todo su hermano, al fin y al cabo tiene solo nueve años.
—Ian, eso solo los alarmara más, si no es que ya la leyeron. — le acaricio el cabello, un gesto tranquilizador. — Te diré algo, vamos a regresar a mi apartamento, llamaremos nuestros padres...
— ¡NO! — nunca había oído a su hermano gritar, la sorpresa le abrumo unos segundos, los suficientes para que su hermano se pusiera de pie con el ceño fruncido. Nina conocía perfectamente ese gesto de molestia, en su cabecita se estaban maquinando planes para huir.
—Siéntate, Joseph. — el pequeño abrió mucho los ojos, su hermana jamás lo llamaba por su segundo nombre. Nunca. Todo quedo en silencio muy rápido. — ¿No quieres sentarte? Perfecto, te diré lo haremos. — asintió, aunque Nina no esperaba su respuesta para continuar, aunque fue un buen gesto, le prestaba atención. — Iremos a mi apartamento, llamaremos a nuestros padres; estuvo muy mal que te hayas ido así, tienes nueve años, aun eres un niño. — Ian solo bajo su cabezo mirando los zapatos.
—Tú también te fuiste. — se atrevió a decirle a su hermana sin levantar su mirada.
—Tenia dieciocho años en ese entonces, soy mayor de edad. — le respondió conteniendo su enojo. — sabes perfectamente porque me fui, eres un niño muy inteligente y me decepciona que pienses de esa manera. — su hermano lloraba en silencio. Lo abrazo un segundo antes de ayudarlo a subirse a su motocicleta.
— ¿Cómo llegaste hasta acá arriba? — pregunto su hermano con timidez mientras se limpiaba las lagrimas.
—Cierra los ojos. — su tono era imperativo, sin lugar para replicar.
Le hizo caso ya no quería hacerla enojar mas, aun así no pudo evitar hacer un poco de trampa, abrió los ojos solo un segundo y estaban volando, ¡Volando!
—Te dije que cerraras los ojos. — Nina soltó unas risas y acelero con el sol brillando en un amanecer.
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Cazadores de Sombras: Ciudad de Luces (2° parte)
FanfictionSinopsis (Secuela) Si hace dos años le hubieran dicho a Nina Sawyer, que los mismos Cazadores de Sombras que casi la envían al exilio, estarían en el umbral de su casa solicitando su ayuda no lo... Bueno, pensándolo bien no podría evitar el famoso:...