Capítulo 16

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Clary y los demás venían en camino. Después de atar a Sebastian y tratar con una Nina en shock, hizo una llamada a sus extraños amigos. El hombre que casi mata a su amiga esta todavía inconsciente, lo cual es bueno, porque quiere sus extremidades intactas.

—Nina, reacciona. — pasó mano enfrente de su vista y nada. Genial. — ¿Ahora qué hago? Esto no tenía que pasar.

Los golpes a la puerta fueron como el coro angelical, no es que esos extraños con tatuajes le agradaran mucho, pero por lo menos sabrían cómo lidiar con el intruso.

—Está abierto. — grito mientras iba a la cocina por un vaso con agua.

Los invitados entraron justo a tiempo para ver como Lilly tira el contenido del vaso en el rostro estupefacto de Nina.

— ¡Mierda! ¿Por qué rayos hiciste eso?

—Al fin reaccionas. — dijo la modelo. — Por un momento creí que te quedarías así siempre.

— ¿Qué hacen ellos aquí? — preguntó Nina abriendo mucho los ojos, aún conmocionada.

—Trajiste un pequeño problema al apartamento. — señalo al intruso, todavía inconsciente. — Luego de que casi te mata, entraste en una especie de shock, o algo así. — le explicó torciendo un poco el gesto. — Y los llame a ellos, porque supuse que esto les incumbía.

—Vaya, gracias. — dijo la rubia en silencio.

Todo quedo en silencio. Si dejasen caer un alfiler, resonaría en todo el lugar. La pelirroja miraba a su hermano atado a una silla, totalmente noqueado.

— ¿Cómo hiciste para atarlo a la silla? — pregunto Simon verdaderamente interesado.

—Estaba muy ocupado estrangulando a Nina, — empezó a explicar la modelo orgullosa de sí misma. — así que, aproveche el momento y golpee su cabeza con una sartén.

—Y tu pistola eléctrica. — acoto la rubia, saliendo de su estupor.

—Cierto, después corrí por sogas para atarlo y listo. — se encogió de hombros como si no fuera la gran cosa, los demás no dejaban de mirarla. — Hey, dejen de mirarme, esto se tornó incómodo.

Silencio nuevamente.

—No lo puedo creer. — el susurro de Clary apenas audible. — Es tan... extraño.

—Créeme hermanita, no has visto nada.


Una mano estampo el rostro de Sebastian, ni siquiera le dio tiempo de abrir los ojos y alguien lo golpea, probablemente una mano femenina. Paseo la mirada por todos los presentes, desde la chica que lo electrocuto hasta la pequeña rubia que lo miraba consternada. Apretó los puños casi sin pensarlo, sus palmas picaban, recordando que casi la mata por estrangulamiento.

— ¿No se supone que hay que hacer una pregunta primero? — no reconoció esa voz, su visión recayó en la pequeña morena con grandes gafas. Interesante.

—Desde hace mucho que lo quería hacer. — esa voz sí que la reconoció, la siempre dulce Isabelle lo recibió con una bofetada. — Tampoco parece muy afectado.

—Cuando logre desatarme, sabrás lo afectado que estoy. — su voz resonó en el lugar, plana y sin expresión, su rostro vacío de emociones.

Si logras desatarte. — corrigió Jace con suficiencia. — Lo cual no lograras porque Magnus encanto las cuerdas.

— ¿En serio? ¿Cuándo lo hiciste Mags? No te vi. — mantuvo su expresión seria, mientras los demás fulminaban a la pequeña morena, aunque esta parecía no percatarse de esto. — Ups, lo siento. — se disculpó retrocediendo unos pasos hacia atrás.

—Bonito equipo que forman ustedes. – se burló sin gracia.

Cuando su mirada se encontró con la de su hermana no pudo evitar guiñar el ojo solo para molestarle. Donde él es la calma antes de la tormenta, Jace es la viva imagen de la impulsividad; sabía exactamente donde picotear para sacarlo de sus casillas, y vaya que se divertía con eso. Su hermana seguía ahí, con el mismo cabello de fuego y la estatura pequeña, quizás solo unos centímetros de diferencia, su cuerpo cambio y presentía que no solo eso.

— ¿Qué se supone que haremos? Ni de loca dejare que este se quede en mi apartamento. — el pijama de arcoíris y caritas felices le dieron nauseas, demasiada felicidad en unas prendas de ropa. — Que se joda antes de dejarlo acercarse a Nina.

—Levarlo al Instituto es una opción. — ofreció Alec, no lo miro. Por supuesto.

—Llamare a la Clave, no tardo. — su hermana tampoco lo miro, bufo internamente sin saber porque no se atrevían a verlo a los ojos. Solo salió a lo que supuso es la cocina.

—Todo este alboroto me dio hambre. — dijo Nina repentinamente. — Algo extraño porque salí a correr precisamente por estar demasiado llena.

—Aún está shock. — decidió la misma chica alta que lo electrocuto. — Iré por chocolate.

—Voy contigo. — dijo Nina levantándose de su asiento, todo con tal de no estar en el mismo sitio que él, estupendo.

Ninguno dijo nada, Sebastian observaba a los cuatro nefilims, al diurno y a los dos brujos con aire aburrido, poco le interesan las personas frente a él. Sobre todo la bruja con lentes, que veía todo a su alrededor como si fuera nuevo.

— ¿Alguna historia que merezca la pena contar? — al fin el chico ángel hablo.

— ¿Cómo aquella en la que casi te mato? — pregunto sin dejar de sonreír. — La verdad es que sí.

—Que te creas inmortal no quiere decir que lo seas. — dijo su hermana cuando regreso. — La Clave vendrá. — eso ultimo iba dirigido para él.

—Al fin tendrás tu merecido. — por supuesto que Isabelle no evito ocultar su desprecio.

—No lo creo. — esas tres palabras le valieron otra bofetada.

— ¡Mierda, Isabelle! — su hermano la tomó por los hombros y la zarandeo. — ¡Nos vamos, ahora!

—No...

—Sí, ya tuviste suficiente. — fue el vampiro quien la saco casi a rastras del apartamento, lo compadeció.

— ¿Qué es todo ese alboroto? — pregunto la chica alta, regresando de la cocina. — Si van a comenzar una pelea, más vale que sea afuera.

—Nadie va pelear aquí. — aseguro Clary con vehemencia. — ¿En qué momento esto se volvió tan complicado? — dijo sobándose las sienes.

—En el momento que nací. — soltó Sebastian sin expresión.

—Creo que todos necesitaremos terapia después de esto.

—No lo dudes. — secundo Nina comiendo chocolate blanco. — Ahora, ¿Cómo rayos regresaste de donde sea que estuviste?

—Después de atravesar mi pecho con un espada... las cosas se tornaron, interesantes.

—Empieza a hablar.


Cazadores de Sombras: Ciudad de Luces (2° parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora