Este es el capítulo final, y solo falta el epílogo. Muchas gracias por los comentarios que dejaron en el capítulo anterior, también por los votos y los nuevos seguidores. Espero que les guste el capítulo, y compartan el fic si les gusta :)
Ha sido un largo camino que casi completo, nos leemos en... no se, ¿actualizó el epílogo mañana u hoy? Se los dejo a ustedes ;) Escuchen la canción mientras leen el capítulo, me ayudo a terminar de escribir la historia :D
Ojala les guste. Va dedicado a todos los que les gusta Ninathan :)
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Nina suspiro con cansancio. Le dolían partes de su cuerpo que no sabía que existían y no de una forma desagradable, sino todo lo contrario. Sonrió al recordar lo que sucedido horas atrás.
—Humm... — volvió a acurrucarse junto al cuerpo masculino.
Sebastian estaba dormido, nunca lo había visto estar en un estado casi pacifico. Dudaba que en algún momento se desconectara de su nefilim interno, y hace un rato había podido disfrutar de los años de entrenamiento que surtieron un efecto impresionante en el cuerpo del joven cazador.
Sintió una mano callosa deslizándose desde su espalda hasta su trasero desnudo, eso la saco de sus cavilaciones.
—Siempre supe que tenías algo con cierta parte de mi anatomía. — comento ociosamente, sin levantar la vista. Disfrutando de la caricia.
—Eso no me sonó a una queja precisamente. — le siguió el juego. — ¿Qué significa este tatuaje? — pregunto acariciando la tinta en la parte baja de su espalda.
—Sabes latín, para que me preguntas. — sonrió contra su pecho.
—Sabes a que me refiero.
—Algún día lo sabrás, pero no será hoy. — lo oyó bufar, aun así dejo el tema de lado. — ¡Ey! Yo no pregunto por... otras cosas, — recompuso el comentario antes de decir alguna imprudencia, las marcas en su espalda aun le causaban escalofríos — hay mucho tiempo para conocernos.
—Valentine, mi padre, las hizo hace años, Nina. — esta vez volteo su cabeza hacia arriba para mirarlo. — No pongas esa cara de lastima, compasión es lo último que necesito.
— ¿Duelen?
—Siempre. — el tono en su voz daba a entender que no era la primera vez que le hacen esa pregunta.
—Date la vuelta sobre tu estómago. — obtuvo una monumental rodada de ojos, pero hizo lo que le pidió sin quejarse mucho. Se sentó a horcadas sobre su espalda, tragándose el pudor por estar desnuda, observando las heridas que llenaban la pálida piel, pensando en lo siguiente para decir. — He aprendido algunas cosas en estos meses, — continuo hablando, mientras su dedo índice se deslizaba entre el poco espacio de piel sin maltratar. — La universidad no solo me ha enseñado a tolerar a los pacientes o suturar las heridas. --- su dedo se detuvo a mitad de su espalda. — Todos tenemos demonios por dentro, literal o figuradamente, y creo que va siendo hora de que los dejes ir. — se agachó para susurrar esas palabras a su oído. — Trata de guardar silencio.
— ¿Qué? — y justo cuando Sebastian estaba por girarse la mano de la rubia presiono sobre su espalda.
Nunca había gritado de esa manera en su vida. Ni siquiera cuando su padre esgrimía el látigo demoníaco contra su espalda desnuda; el calor era insoportable, todo su cuerpo se sintió arder durante largos minutos, y tan pronto como esa sensación vino se fue.
— ¿¡Que hiciste!? — grito a Nina, sin importarle si el hotel se enteraba de donde provenían los alaridos. Esta solo se quedó mirándole en silencio, apoyada en el respaldo de la cama, sin decir una sola palabra.
—Te dije que guardaras silencio. — dijo después de un momento.
— ¿Qué me hiciste? — repitió de nuevo.
— ¿Puedes solo agradecer y besarme de nuevo?
— ¿Qué se supone que debo de agradecerte? ¿Hacerme gritar como nunca?
—Deberías verte en un espejo. — le sugirió.
No dijo nada, solo se miró en el espejo de cuerpo entero. Probablemente nunca estaría tan sorprendido en su vida. Las cicatrices habían desaparecido, no recordaba como su espalda se veía antes de ser marcada, pero era bastante cerca.
— ¿Cómo lo hiciste?
—Solo agradece y olvídalo. — dijo como si hiciera eso todos los días. — Creo que ya se como puedes hacerlo. — recorrió de pies a cabeza su cuerpo desnudo, ni siquiera se molestó en cubrirse.
—Estoy totalmente dispuesto a pagar ese precio. — sonrió, acercándose con gracilidad a Nina. — Gracias.
Nina atesoró esa última palabra, antes de perderse de lleno en los labios de Sebastian, estando segura que el cazador pocas veces utiliza esa palabra.
—Sebastian. — dijo en un suspiro cuando se separaron para tomar aire.
—Es Jonathan. — corrigió sin darle tiempo de preguntar algo mas.
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Cazadores de Sombras: Ciudad de Luces (2° parte)
FanfictionSinopsis (Secuela) Si hace dos años le hubieran dicho a Nina Sawyer, que los mismos Cazadores de Sombras que casi la envían al exilio, estarían en el umbral de su casa solicitando su ayuda no lo... Bueno, pensándolo bien no podría evitar el famoso:...