Nina se sintió aliviada cuando le dieron la alta del hospital... por lo menos los primeros cinco segundos.
La mamá de Nina había insistido en que fueran a su casa, ahí podría atenderla mejor. No le quedo otra opción más que aceptar, aunque tampoco es que le hayan dado el libre albedrío.
—Limpiaron tu antigua habitación mientras estabas en el hospital. — le contaba su mama mientras caminaban con lentitud escalera arriba. Aun sentía cierta tirantez donde le pusieron los puntos. — No movimos nada.
—Está bien. — dijo en un suspiro.
Si, su habitación seguía exactamente como hace dos años. Los libros en su lugar y las paredes del mismo color, el edredón era color morado y las almohadas de color turquesa, extraña combinación.
—Vamos, a la cama. — ordeno su madre, encontraba extraño ese comportamiento, que quisiera cuidar de ella.
No recordaba cuando fue la última vez que cuidaron de ella.
—El doctor lo dijo: nada de esfuerzos por unos días, comer sano, cuidar que a la herida del costado no se moje mucho, tomar los medicamentos cuando...
—Mamá, está bien. — detuvo las divagaciones de su madre con un gesto de mano. — Entiendo, estudiaba enfermería, por si no lo recuerdas.
—Nunca has sido una buena paciente, Nina. — replicó su madre con tranquilidad, señalo la cama y con una mirada que solo las madres tienen, hizo que su testaruda hija se recostara en la cama. — Relájate y duerme, estos días fueron muy agitados.
—Más de lo que puedes imaginarte. — murmuro para ella mirando sus manos.
No podía dormir, simplemente su mente colapsaría; justo ahora se daba cuenta de la magnitud en lo que se vio metida hace unos días, no llegaba al estado de shock, sin embargo, esta cerca. Nada puede ser tan simple, se dijo mentalmente. Había estado tan ocupada renegando en el hospital que ni siquiera se acordó de preguntar por Jace, Clary y Alec. Ian y Lilly estaban relativamente bien, su hermano tuvo una leve contusión que paso con rapidez y su amiga aun tenía el cabestrillo en el brazo, pudo ser peor. Otro asunto pendiente era el viaje de su hermano, aun no entendía como sus padres pensaban enviarlo a estudiar a Londres. No tiene lógica.
Y, por supuesto, era difícil olvidar la peculiar visita que recibió en el hospital. Cuando Sebastian fue a molestarle; si, no pudo haber ido a otra cosa, y Lilly le apunto con su arma, pensó en lo surreal que parecía todo. Obviamente su amiga no tendría oportunidad alguna contra él, aun así este se fue tan campante como había venido, haciendo una salida dramática.
Se levanto de la cama, contradiciendo todas las órdenes de su mamá, e hizo su camino escaleras abajo, un día más de estar en cama y ya no recordaría como utilizar las piernas. Nadie se despertaría, eran pasadas de media noche, y que ella supiera nadie tiene oído supersónico.
La herida en su costado ya no le molestaba tanto, en un par de días iría de nuevo al hospital para que le quitasen los puntos, odiaba no poder hacerlo ella misma.
Miro a través de las puerta corrediza que daba al jardín, sus padres habían hecho una remodelación de la casa después de los destrozos de hace unos años, agregaron una puerta de cristal en la cocina, esta daba al patio trasero, unos grande, donde su mamá pudiera relajarse, le gusta la jardinería. Vio una sombra moverse entre la oscuridad, resoplo, todo en ella decía que se alejara de la puerta, ¿Entonces qué hacia yendo hacia la oscura noche? Realmente, no lo sabía.
Supo que fue una mala idea cuando unas manos cubrieron su boca evitando cualquier ruido que pudo haber emitido, rodo los ojos con desgana. Mordió con fuerza moderada la mano de su atacante y aprovecho para darle un rodillazo ahí, donde le dolía a los hombres, haciendo que este soltara una maldición. Bien, eso le pasa por meterse con ella.
— ¿Qué quieres? — le pregunto con aparente tranquilidad al tipo que gemía de dolor, la postura tensa y prudente distancia de Nina eran su mejor arma.
—Tú eres una pequeña... — Nina no se espero que fuera a arremeter contra ella.
La tumbo en el cuidado césped de su madre y la abofeteo, con más fuerza de la que hubiera esperado. Todo le dio vueltas por un segundo antes de recobrar el sentido. Mierda, este iba a ser difícil. Cogió una gran bocanada de aire contaminado y se mentalizo para atacarlo.
—Solo eres otra rubia tonta. — adiós concentración y atacarlo con la mente fría.
Sin pensárselo dos veces envolvió sus piernas alrededor del cuello de su atacante para hacerle una llave, pensar que ver Miss Simpatía con Lilly le iba a servir de algo, le agradecería mas tarde.
—Ahora, tú, me dirás quien eres. — trato de removerse, pero su agarre era férreo.
— ¡Nunca! — logro zafarse de su agarre, haciendo que Nina cayera sobre su costado lastimado, no pudo reprimir la mueca de dolor. Se llevo la mano hacia su costado, había sangre. Mierda, los puntos se abrieron. — ¿Sabes? Solo pensaba entrar tranquilamente a tu bonita habitación violeta y drogarte, todo hubiera sido más fácil. — ¿Cómo rayos sabia el color de su habitación? — Definitivamente, el amo estará contento conmigo por haberte atrapado, eres una niña, cuántos años tienes, ¿quince? — se burló mirándola de arriba abajo, trago el nudo de su garganta, no le gustó para nada esa mirada. Sobre todo porque sabia que su pijama no cubría precisamente mucho, mal día para no llevar sostén.
—Me sorprende que sepas contar. — aún no pierde esa extraña habilidad de decir los peores comentarios en los momentos menos adecuados. — Probablemente tu amo te ate con una correa a un poste y te de unas palmaditas en las espalda, como la mascota que eres. — espetó desde el suelo, odiaba sentirse tan pequeña.
Y la herida le dolía como el infierno.
—A mi me sorprende que seas tan maleducada, no preocupes, el amo sabrá como domesticar esa sucia boca que tienes. — ese comentario le dio más escalofríos. — Terminemos con esto rápido.
De un maletín que llevaba y no había visto, sacó una jeringuilla con un líquido transparente dentro, esto no se veía bien. Tenía que salir de aquí y rápido, empezó a arrastrarse hacia atrás, en busca de algo para defenderse, maldijo mentalmente por el buen trabajo de decoración de su madre.
—Te prometo que no te dolerá mucho.
Esa promesa fría y vacía, tampoco la reconforto mucho.
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Cazadores de Sombras: Ciudad de Luces (2° parte)
FanfictionSinopsis (Secuela) Si hace dos años le hubieran dicho a Nina Sawyer, que los mismos Cazadores de Sombras que casi la envían al exilio, estarían en el umbral de su casa solicitando su ayuda no lo... Bueno, pensándolo bien no podría evitar el famoso:...