Capítulo 30

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Hola, les traigo una nueva actualización del fic. Mil gracias a todas esas personas que votan y comentan, a los lectores silenciosos nunca dejare de agradecerles, igual a todos los que me siguen y me agregan a sus listas de lectura :)

Bueno, esta vez voy a publicar dos capítulos. Ojala les gusten. 

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Se puso de pie con todo el esfuerzo que le fue posible, su blusa de tirantes tenia impregnada una buena cantidad de sangre, podía lidiar con ello.

—Olvide que estabas en reposo por tu "accidente". — obviamente el tipo no sabía mantener la boca cerrada. — Tú y tus amiguitos son difíciles de cazar.

—Tú eres un imbécil y no te molestas en ocultarlo. — contraataco, necesitaba por lo menos un par de minutos para pensar en algo. — Espero haberte dejado estéril.

— ¿Quieres comprobarlo? — bien, estaba funcionando.

En el rostro de Nina se formo una sonrisa sarcástica.

—Ni. En. Un. Millón. De. Años. — repitió cada palabra como si de un niño se tratara.

—Tú lo pediste. — se abalanzo de nuevo sobre ella, pero ya estaba preparada para eso.

Buscaba un lugar donde pincharle con la aguja, moverse era su mejor opción. Con todo su esfuerzo sintió el dolor del pinchazo en su pierna, el ardor del líquido recorriéndole por dentro. Gritó, lo suficientemente alto para despertar a sus padres.

Su visión se volvió borrosa y tuvo arcadas.

—Fue demasiado fácil. — quería sacudirse las asquerosas manos del tipo, sin embargo, su cuerpo laxo no cooperaba.

—No te imaginas cuanto.

Quizá imaginó esa última voz antes de que todo se volviera negro.


La cabeza le palpitaba horrores y tenía el estomago revuelto, eso sin contar el dolor sordo de su costado derecho. No tenía la más mínima idea de donde estaba, sin embargo, recordó lo que la llevo a ese oscuro lugar.

El hombre misterioso, la pelea y la gran aguja que le clavo en su pierna izquierda, pensándolo bien también su pierna le dolía bastante. La curiosidad mato al gato, en este caso a la rubia. Se enfurruño consigo misma, ¿Cómo es que no dio suficiente pelea? Miro su blusa azul, la que usa usualmente para dormir, manchada de sangre; obviamente no se molestaron en revisar si se desangraba, pensándolo bien, que bien que no lo hicieron.

—Veo que ya despertaste. — una puerta se abrió en aquella celda. El lugar sin ventanas quedo sutilmente iluminado y una figura traspaso el umbral. — Te cerramos la herida, otra vez.

— ¿Ned? — la pregunta de Nina delataba toda la incredulidad que sentía. — ¿Qué... porque estas... aquí? — tartamudeo.

—Te dije que algún día tendrías que elegir, lamento que sea hoy.

Quiso decir algo pero extrañamente se quedo sin palabras.

Cazadores de Sombras: Ciudad de Luces (2° parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora