Capítulo 15

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No podía dormir.

Claro, las cuatro rebanadas de pizza que comió tuvieron algo que ver. Se levantó con cuidado de la cama y se puso ropa para salir a trotar; nada como una caminata a la madrugada para bajar la comida. Se calzo sus nike fosforescentes de color lila y un top de la misma marca, los leggins negros no podían faltar, aún estaba fresco cogió un suéter ligero y se lo paso por la cabeza mientras bajaba las escaleras.

El clima estaba perfecto, fresco pero agradable. Las calles de Nueva York nunca estaban vacías, es la ciudad que nunca duerme. El departamento de Lilly quedaba a dos calles del Central Park, lo cual es genial en estos momentos que necesita despejarse.

Este lugar siempre le ha parecido mágico, cuando iba con sus padres siempre les decía que había hadas escondidas entre los árboles o en el lago, ahí fue cuando empezaron a preocuparse. Ahora entendía que hay un mundo aparte, oculto para en el suyo. Su tobillo se engancho en una raíz que sobresalía, genial. Se quitó el tenis para poder sacar el pie atorado, estaba terminando de ponerse el tenis cuando un gruñido la hizo levantar la vista.

Mierda.

Esas cosas se acercaban, y venían por ella. Se puso de pie lo más rápido que pudo y se lanzó a correr en la dirección opuesta. No llevaba armas consigo, así que enfrentarse a esas sombras es igual al suicidio. Su respiración empezó a acelerarse, tropezó de nuevo. Justo ahora la torpeza hizo de las suyas. La extraña neblina se enredó alrededor de su tobillo y tiro de ella, sus dedos se hundieron en la tierra para poner resistencia.

—Ni creas que me llevaras contigo. — masculló molesta.

Cuando dio el manotazo no espero sentir la neblina tan sólida. Eso fue raro, pensó que eran incorpóreas. De la nada se fueron, solo se esfumaron. Su tobillo se vio libre de ataduras. Oficialmente no salía del estado de shock, se fue haciendo para atrás sin ponerse de pie, arrastrándose... hasta que se topó con algo, mejor dicho alguien.

Se giró con lentitud, esperando no haberse topado con algo peor. Soltó un jadeo alto cuando vio quien era la persona tirada en medio del Central Park. Tenía los parpados cerrados y su pecho se movía acompasadamente, pego su oreja al pecho del Cazador para asegurarse que estaba vivo. La respiración, aunque superficial estaba ahí y el latido de su corazón también, esto tenía que ser una broma de mal gusto.

Enarco una ceja. Casi un metro noventa de arrogancia, en la madrugada mientras salía a correr y casualmente exactamente en el mismo momento del ataque. Quiso reírse.

—Simplemente genial.

Resoplo y giro el anillo para regresar al departamento, esta vez con compañía.

No tenía la fuerza suficiente para llevarlo al sofá o a su cama, así que lo dejo tendido en el piso. Fue a la cocina por un paño húmedo y regreso para ponerlo en su frente. A penas había cambiado algo, el cabello platinado seguía igual que la última vez, traía puestas ropas negras y al parecer sobrevivió a la herida que le hizo en el pecho.

—Mm... ggg... — balbuceo el Cazador. Nina se alejó, una cosa es creer en la posibilidad de que estuviera vivo y otra muy distinta es... tenerlo ahí. — Nina...

—Estoy aquí. — se acercó como un acto reflejo en cuento oyó su nombre salir de sus labios. Se sintió... extrañamente bien. — Justo...

No termino la frase cuando un furioso Jonathan, sorprendiéndola, la acorralo contra la pared. Sus ojos negros llameaban de furia, se esperaba eso, la verdad. Tragó el nudo de su garganta con dificultad.

—Jonathan... — el nombre salió de su boca como un suspiro. — Estas...

—Tú me mataste. — la interrumpió a mitad de la frase. Su mano acaricio su cuello y en menos de un parpadeo la cerró en torno a este. Los ojos azules de Nina se abrieron de sorpresa. — Dime una sola razón por la que no debería matarte.

Si no fuera por el hecho de que le estaba cortando la respiración, con gusto le hubiera contestado. Ya empezaba a ver borroso.

—Sigo esperando una respuesta.

—Y yo que la sueltes. — Nina quiso gritarle a Lilly que huyera, pero fue demasiado tarde.

Su amiga le dio un sartenazo tan fuerte al intruso que esta la soltó, cayó de rodillas aspirando grandes bocanadas de aire.

— ¿Quien...?

—Esto es por casi matarla. — por si fuera poco lo electrocuto con su pistola, aquella que le regalo su padre después de un "asalto".

Sebastian terminó en el piso temblando cada pocos segundos por las descargas que recibió por parte de la modelo.

— ¿Acaso todos los chicos lindos intentan matarte? — preguntó Lilly mirando al intruso con una ceja enarcada.

—Algo así. — respondió Nina recuperándose de la casi-muerte-por-estrangulación.

—En fin, — suspiro Lilly. — Iré por las sogas.      

Cazadores de Sombras: Ciudad de Luces (2° parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora