Capítulo 38

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¡Al fin tuve un momento para actualizar! 

Muchas gracias por la paciencia que han tenido durante estos dos meses. Me di cuenta que mas personas agregaron la primera parte de este fic a sus listas de lectura, mil gracias por esto y por los votos a ambos fics, en serio se lo agradezco :)

Este capítulo es un poco mas largo que los demás, ojala les guste. Comenten y voten ;)

El fic esta a punto de terminar, no se si seguir con una tercera parte, o algo así. En fin, si tienen alguna idea, duda, sugerencia o comentario, es bien recibida. 

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Sebastian deambulo por los pasillos con una calma sombría, el único sonido provenía de sus pasos y el eco que producían no era precisamente tranquilizante. Sin embargo, el miedo, tan poco palpable, estaba bajo control. No sirve de nada sentirlo, o por lo menos eso es lo que su padre le repetía casi a diario.

Los pasos de otra persona hicieron eco, se oían apresurados.

—Jace. — rodó los ojos, Clarisa llamaba a su marido, probablemente se hayan separado, que extraño.

Aun así, oyó otros ruidos que no tenían nada que ver con su hermana. Rugidos y pasos más pesados. Jaló a su hermana, que al parecer no había notado ningún otro sonido, pues seguía llamando a su esposo en voz alta; por supuesto que forcejeo, pero no se libraría tan fácilmente de él.

—Silencio. — le susurró al oído, eso solo la hizo retorcerse más de su agarre férreo, con su otra mano tapaba su boca. — Algo está viniendo hermanita, será mejor que te calles.

Solo cuando dijo eso Clary dejo de forcejear, aun así seguía tensa ni un solo musculo se aflojo. Hacia bien, necesitaría estar alerta para lo que se venía. Cuatro enormes monstruos empezaron a olfatear, sabuesos infernales, pensó Sebastian casi aburrido. Una vez que rastrean a su presa no hay nada que los detenga hasta realizar su cometido; su hermana y él eran su presa, no se zafarían tan fácilmente de ellos.

—Te voy a ayudar a subir a aquel hueco. — le susurro en voz muy baja a Clarissa, señalando con la cabeza el lugar, esta se estremeció cuando sintió el aliento de su hermano muy cerca de ella. — No vayas a bajar hasta que termine con ellos. — señalo a los sabuesos, que cada vez se acercaban más a donde estaban ocultos.

— ¿Por qué me estas ayudando? — le pregunto la pelirroja sin voltear a verlo.

—Ya no hay tiempo para preguntas. — y antes de que su terca hermana protestara, la lanzo hacia la pared lo más cerca que pudo de aquel hueco, al parecer sus reflejos habían mejorado, bien por ella, los necesitaría.

Desenfundo a Phaesporos, su espada. Se la quitaron cuando lo descubrieron intentando huir con la rubia, la recuperó, no se iría sin ella. El peso de aquella arma se sentía bien en sus manos, donde pertenecía.

Tres sabuesos estaban frente a él, sonrió ante tal visión.

—Que comience la diversión. — dijo antes de abalanzarse hacia el primero.

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—Elecciones, elecciones y más elecciones. — repitió Nina en voz alta mientras intentaba zafarse de los nudos que la mantenían perfectamente en su lugar sin poder moverse. — ¡Ni siquiera vote en las elecciones presidenciales! — se quejó.

—Ni siquiera te importan las elecciones presidenciales. — le recordó Ned tranquilamente. — Será mejor que te calmes, no queremos que otra persona venga a ver porque estas gritando.

Cazadores de Sombras: Ciudad de Luces (2° parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora