Capítulo 31

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— ¿Estás seguro que es todo lo que viste? — le pregunto Clary dulcemente al niño asustado frente a ella.

—Sí. — respondió frustrado el niño de nueve años.

La casa de los padres de Nina no concordaba para nada con la zona donde viven, el jardín perfectamente cuidado, cámaras de seguridad y demás cosas, son extrañas. Se apresuraron a venir cuando su hermano les llamo totalmente desesperado, sus padres no estaban mejor que el niño.

—Es hora de aclarar unas cuantas cosas. — no pudieron evitar que la lúgubre bruja los acompañara, algo totalmente innecesario. — Creo que el pequeño "accidente" que tuvieron no fue un accidente.

Jace fue quien se llevo la peor parte de los tres, un brazo fracturado en tres partes, múltiples heridas por todo el cuerpo eso solo por nombrar, todo por protegerla. Alec logró salir antes junto con el hermano de Nina, aun así sus lesiones fueron menores.

— ¿Tienen algo que quieran explicar? — pregunto Poena sin miramientos a los padres de Nina.

—Por supuesto que sí.

Noto el ceño fruncido del pequeño hermano de Nina, tampoco le agrada Sebastian. Aun le resulta insólito el que estén en la misma habitación sin matarse o recibir miradas cargadas de doble intención.

—Es obvio que saben más de lo que quieren compartir, pero lo diré de una manera muy sencilla: la estúpida de su hija está desaparecida, sino es que muerta; gracias a que ustedes por ser tan maravillosos padres prefirieron enviarla a un loquero que creer una sola de sus palabras.

Eso sí que capto la atención de Clary. Nunca había visto a Sebastian tan emocionado por algo o alguien, siempre estaba sereno a un modo siniestro. Será que...

—Hice lo que creí mejor para mi hija, ella es la razón por la que en muchos años tuve que dormir con la puerta abierta y las ventanas aseguradas, no eres nadie, para nadie, será mejor que le vayas bajando a tus humos antes que te saque a palos de mi casa. — concluyó Angela alterada. Nadie le iba a recalcar sus errores, ella misma lo hace todos los días.

Sebastian no dijo nada, solo la vio como si fuera la primera vez. No era la misma mujer que vio hace un par de años, supo de donde Nina saco su temperamento.

—Ang, tranquila. — sus esposo la sostuvo mientras lloraba nuevamente. — Quiero a mi hija de vuelta, si para eso tengo que contar lo que todos quieren saber... entonces, lo haré.

— ¿Por qué ella es así? — Jace, quien había permanecido callado, observando cuidadosamente el intercambio entre Sebastian y los padres de Nina, pregunto casi con temor.

—Ian, ve a tu habitación. — le pidió tranquilamente su madre.

—Pero... quiero saber...

—Ven hombrecito, el chisme no es tan bueno, nada del otro mundo. — dijo Poena para sorpresa de todos, ¿Ella sabia? — Vamos a tu habitación para que me muestres tu gran colección de películas. — lo tomo de la mano e increíblemente Ian no se quejo, dejo que la bruja lo condujera escaleras arriba. — No vayas a ser más imbécil de normal. — miro sobre su hombro a Sebastian, claramente la advertencia dirigida a él.

Todos los presentes — Alec y Magnus, Clary y Jace, incluso Maryse quien se encontraba sumida en sus pensamientos, y Sebastian. — prestaron atención al matrimonio frente a ellos.

—Durante los primeros cinco años de matrimonio no pudimos concebir, así que cuando me entere que estaba embarazada fue una sorpresa para ambos, nos hizo feliz. — comenzaron a relatar. — Desde que Nina nació supimos que era una bebé muy especial, años más tarde nos dimos cuenta de cuan especial era.

—No es nefilim, tampoco submundo, ¿Entonces...? — la pregunta de Maryse quedo interrumpida por la confusión del matrimonio. — Nosotros somos nefilim. — explico a regañadientes, tratando de olvidar todas las reglas rotas hasta el momento.

—Excepto yo, Magnus Bane el Gran Brujo de Brooklyn, a sus órdenes. — se presento el peculiar personaje con porpurina en el cabello y extravagantes ropas.

—Yo soy Valerie, su hermana.

¿De dónde rayos salió esa chica con tutu?, se pregunto Angela al borde de la hiperventilación.

—Aquí traje los chocolates suizos que me pidieron. — dejo la caja de finos chocolates en las manos de Magnus. — ¿Ya empezaron la historia sin mi? — pregunto observando de arriba abajo la postura de aquel matrimonio.

—Van comenzando. — le respondió Magnus de mala gana.

—Bien, aún no llega la mejor parte. — dijo como si nada y se sentó en reposabrazos del sofá con total comodidad.

Maryse la ignoro y le pidió a los padres de la chica que continuaran.

—Los médicos me aseguraron que era un milagro que pudiera embarazarme, así que cuando nació me di cuenta que no sería como los otros bebés.

—Por mucho tiempo pensamos cómo pudo ocurrir, a aparte de lo obvio. — se apresuro a aclarar el padre de Nina. — Vivimos en Virginia cuando hasta que Nina cumplió cuatro años.

— ¿No han vivido en Nueva York desde siempre? — pregunto Jace esta vez.

—No, empezó a hablar con las hadas a esa edad... era muy pequeña, probablemente no lo recuerda. — siguió Angela como si quisiera olvidar lo ocurrido. — Vivíamos cerca de un lago, hagan la cuenta. Decidimos mudarnos a Nueva York...

— ¿Por qué su hija es así? — pregunto Valerie tranquila, algo extraño en ella desde que la conocieron.

—Porque, literalmente, recibimos ayuda del cielo para concebirla.

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Cazadores de Sombras: Ciudad de Luces (2° parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora