Capítulo 37

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Hola a todos a mis queridos lectores y lectoras, no había abierto mi cuenta de wattpad en los últimos dos días, y cuando la abro me encuentro con la gran sorpresa de ver que la cuenta de Proyecto Fanfiction reseño la primera parte de este fic, si alguna de ellas lee esto, MUCHAS GRACIAS eso me puso súper feeeeliz, así que me dije: "¿Por que no actualizar hoy?" A sí, que aquí estoy. 

Cuando empecé a escribir esta historia, hace unos años, a penas estaba empezando a leer CDS, no tenía nada claro, y cuando termine de leer los libros me quede hwepfihwaf, tenía que hacer algo con el final que Cassandra Clare le dio a mi amado Sebastian/Jonathan.  

Por si quieren ver la reseña que hicieron estas chicas, les dejo el link: https://www.wattpad.com/162444222-rese%C3%B1as-y-recomendaciones-rese%C3%B1a-1

Sin mas, publico el siguiente capítulo.

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Sebastian empujo a Nina al otro extremo de la celda cuando escucho los pasos de varias personas acercándose a la celda.

— ¿Qué demonios...? — Nina no llego a completar la pregunta. Justo en ese momento entraron ciertas personas vestidas completamente de negro, al parecer el color estaba de moda entre los secuestradores.

—Al fin despertaste. — dijo a modo de burla el mismo hombre que la drogo en su casa para poder secuestrarla. — Veo que tú también. — esta vez Nina pudo notar la reticencia en su voz, casi como si quisiera olvidar la presencia de su invitado extra.

Nina entrecerró los ojos casi imperceptiblemente, su mente intentando idear un plan para ganar tiempo.

—Veo que alguien está asustado. — definitivamente la rubia quiere morir pronto.

— ¿De ti? — se burló su captor. — No eres más que una estúpida...

—Tengo un coeficiente de 180, gracias. — siguió provocándole. — Obviamente no puedo decir lo mismo de ti, me das lastima. Tu amo te tiene bien agarrado de la correa, mira hasta dejo marca en tu cuello. — la sonrisa maliciosa de la rubia no pasó desapercibida por ninguno de los dos. — En cualquier momento se deshará ti que ni tendrás tiempo de gritar.

Pudo seguir provocándole hasta que se fueran a los golpes, noquearlo y huir, pero Ned hizo acto de presencia, ¿Cuándo llegaría? Nina nunca lo noto.

—No caigas en provocaciones, Hard. — le dijo Ned al otro hombre. — Piensa un poco, solo quiere que pierdas el control.

—Le pides demasiado a tu amigo. — dijo Nina enarcando una ceja. — Solo los seres racionales piensan.

Sebastian observaba entretenido el intercambio de opiniones, jamás olvidaría como una pequeña rubia le paraba los pies a un hombre del doble de su tamaño y a su eterno enamorado, porque si, Sebastian recordaba claramente la vez que lo rechazó en el Central Park.

—Bien, es hora de irnos. — dijo el castaño arrastrando a Nina como si de un costal se tratara, mientras esta forcejeaba.

—Veremos si tu amiga sobrevive esta noche. — le pico Hard a Sebastian muy cerca de la entrada, obviamente había oído hablar de él, si supiera que si fuera por el ya estaría con el cuello destrozado.

— ¿Crees que puedes amenazarme? — le pregunto mirándole directamente, lo vio tragar, cobarde. Por lo menos el niño Ángel se atreve a desafiarlo. — Mi padre me enseño mil maneras de matar, ¿te gustaría probar alguna de ellas?

No obtuvo respuesta. Por supuesto, no esperaba menos. Hard se fue lo más rápido que pudo después de la amenaza del prisionero.

—Alguien no fue tan tonta. — dijo Sebastian en voz alta mientras cogía las llaves del suelo, aprovecho para quitárselas al chico que se la llevo arrastrando.



—No me gusta usar vestidos. — se quejó Nina por cuarta vez. — Son poco prácticos, además mis pechos son pequeños, ni siquiera lo llenan. — dijo mientras miraba su escote, Ned hizo los mismo y por su mirada apreciativa supo que diferían en algunos puntos. — Si me soltaran...

—Intentarías huir. — completo Ned casi aburrido por la actitud de Nina.

La joven rubia estaba atada a una silla, la ropa andrajosa que traía puesta fue sustituida por un bonito vestido rojo, femenino, largo y la hacía sentirse como un pastelito por lo esponjado que estaba; el atuendo sería el adecuado... si estuviera en una película de James Bond.

—Obviamente, de ninguna forma me quedaría en este lugar. — rodó los ojos, era algo muy simple de entender: no quería morir. — Quien sea que está detrás de todo esto, ni siquiera se atreve a dar la cara; se metieron con la chica equivocada.

—Lamento que esto tenga que suceder así, las cosas no siempre salen como quisiéramos.

— ¿Qué quieres tu, Ned? — le pregunto Nina cansada de su odiosa actitud. — ¿Acaso es una venganza por todos los rechazos?

—Ojalá fuera eso. — esta vez fue el turno de que Ned rodará los ojos. — ¿Quieres saber la verdad? — le pregunto este enarcando una de sus cejas.

—Definitivamente.

—La curiosidad mato a la rubia, Nina. — la seriedad de Ned saco de onda a la rubia, sin embargo, si su supuesto amigo estaba dispuesto a contarle todo, ella no lo detendría. — Las decisiones cambian vidas, Nina ¿Qué estas dispuesta a cambiar?



— ¿Segura que es por aquí? — le pregunto Ian a Valerie por enésima vez, juraba que llevaban más de media hora dando vueltas en círculos.

—Claro que sí. — respondió la bruja. — O al menos eso creo.

— ¡Nos perdimos! — exclamo Ian observando aquel tenebroso y frio lugar. Sinceramente, le da bastante miedo. — ¡Dijiste que sabias donde estaba Nina!

— ¡No me grites! — le respondió la pequeña bruja. — ¡Tu hermana debe estar por aquí...!

Los gritos de ambos fueron interrumpidos por los rugidos que se oían cada vez más cerca. Eso no presagiaba nada bueno.

—Vayámonos. — Valerie no espero respuesta por parte del menor, cogió su muñeca con fuerza y se echaron a correr por el camino contrario de donde provenían los rugidos.

Cazadores de Sombras: Ciudad de Luces (2° parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora