CAPÍTULO 12

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Esa noche, se miró al espejo para conmiserarse. Regresar derrotada a la maldita unidad habitacional de su adolescencia era una enorme caída. Todos los vecinos la vieron irse y todos la vieron regresar.

Soñaba con recuperar su antiguo nivel y se culpó por haber dejado que Isidro la sacara de trabajar. ¡Estúpida!

Ahora, como si Dios estuviera enojado, las cosas iban de mal en peor, como predijo su chingada madre.

─Estoy en el fondo del pozo ─se dijo, desdibujada por sus propias lágrimas.

─No, Miriam, no has acabado de caer ─contestó su propio reflejo. 




CONTINUARÁ...

LA AUTOPSIA DEL ÁNGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora