CAPÍTULO 89

26 13 2
                                    


CAPÍTULO 89


Podemos resumir que en el caso de Lorena todo se realizó faltando al debido proceso. Jamás pudo hablar por teléfono ni tuvo un abogado y cuando se dio cuenta, estaba encerrada en una especie de sala médica frente a varias mujeres policías.

─Di tu nombre completo.

─Lorena Archundia Jacuinde.

─¡Serás sometida a la revisión de rutina para evitar que ingreses drogas o armas al interior del penal! ─le gritó la de mayor jerarquía. ─Te vas a desnudar completamente y vas a poner tu ropa en esta bolsa...

─¿Qué?

La explicación llegó en forma de una perfecta bofetada que le dejó el oído zumbando.

─¡De ahora en adelante vas a hacer lo que se te ordene, a la primera y sin preguntar! ¡¿Entendiste?!

─¡Sí!

─¡¿Sí qué, pendeja?! ─patadón en las nalgas.

─Sí, mamá... ¡Sí, señora!

Todas rieron.

─¡¿Y qué esperas que no te estás desnudando, hija de tu puta madre?!

No lo podía creer: La tenían acostada sobre la camilla, con las piernas sujetas a los estribos. una la mantenía sometida, las otras se turnaban para meterle los dedos con rudeza.

─Esta es la cariñosa bienvenida que te damos las custodias ─le dijo la uniformada sin rostro ─Lorena Archundia Jacuinde, para que desde el primer día sepas quién manda aquí.

La jefa observaba complacida el procedimiento.

─¿Cómo ve, colega, como que se le siente un paquete de droga al fondo, no?

─A ver, déjeme revisar otra vez... Ayúdeme, colega, usted también.

Recién violada y vestida con un uniforme caqui talla gigante, salió al patio donde la luz la cegó y no se dio cuenta de que las reclusas ya la estaban esperando. 



CONTINUARÁ...

LA AUTOPSIA DEL ÁNGELDonde viven las historias. Descúbrelo ahora