CAPÍTULO 67
En secreto, amó editar el video de la pareja y como predijo, fue un éxito. De hecho, fue el principio de la era de Adriana.
Descubrió que era fácil crear su propio canal porno en los principales portales XXX; ahí colgó montones de videos breves con los mejores momentos; subió un back stage con entrevistas previas y escenas borradas.
─Hasta la basura se comen estos puercos─ pensó Adriana.
Su plan era llevar a la gente a su sitio privado, donde podrían pagar para ver las historias completas con el sonido original, pues detectó que las narraciones de Blú significaban el 40% de sus likes.
Qué bueno que no dejó que el Comebachas lo editara, lo habría arruinado con un reguetón cubriendo los suspiros tiernos de Blú y le habría cortado todo lo que no fuera sexo explícito, perdiéndonos de los pacíficos silencios donde la pareja simplemente se besa, las silenciosas miradas de confianza absoluta debajo del antifaz, el momento en que Blú de pronto tuvo un orgasmo monumental que mojó toda la cama, acompañado de un bramido obsceno y grave, como si fuera del demonio que la tenía atrapada.
Junto con el nuevo material, los números subieron también. Jamás imaginó que el porno pudiera dejar tanto dinero; solo era cuestión de dominar lo que ella apenas estaba comenzando a descubrir: ¿Qué es lo que pone loca a toda esta gente?
Descubrió que casi toda la competencia era fake porno que le secaba la vagina; era aburrido porque sus actores no tenían química; el fake porno estaba lleno de actrices operadas que fingían orgasmos enloquecidos cuando ni siquiera estaban mojadas. La violencia de esos pepinos de carne les provocaba dolor. Soportaban todo tipo de humillaciones porque al final, cuando se limpiaran el semen que les colgaba del rostro, cobrarían lo mismo que una profesora de preparatoria por un mes de trabajo duro. Nada mal para una adicta.
Pero había otro porno, tan real que le provocaba... ¿antojo?
CONTINUARÁ...
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LA AUTOPSIA DEL ÁNGEL
Novela JuvenilGénero: novela pop. Tenía ganas de ti y para capturarte lo único que tuve que hacer fue mirarte a los ojos. Te comiste mi anzuelo, a pesar de que te dije que no te enamoraras de mí porque soy muy peligrosa. Recordarás este momento el resto de tu vi...