NINFA
El último en entrar fue el Comebachas, que trabó la puerta. Estaba preocupado, habían generaron demasiado alboroto, no tenían mucho tiempo.
─¡Ábranse a la verga, dejen pasar, chingá! ─ levantó la cámara para captar el ambiente mientras se abría paso hacia el escritorio. No les preguntó si querían aparecer en un video porno, pero todos saludaron a la cámara en un revuelo ensordecedor. Entre más aumentaba el griterío, más se aplicaba Blú en lamer, engullir mordisquear y el pene de Jorge con gula poco casta. Adicta al porno, era muy consciente de que no hay nada peor que ver a una chica que se aburre mientras tiene sexo ¡Me secan la panocha! En cambio, las actrices porno más exitosas no son las más bonitas, sino las que lo disfrutan más, y cuando se unen belleza y putería se está ante una diosa sexual.
─¡Ay, amigo, la tienes bien rica! / ¡Hazme un hijo! / ¡Yo te pago el hotel, mi amor! ─y cosas parecidas gritaban eufóricas las chicas, entre jugando y aceptando su lado oscuro. No eran pocas.
Para darles gusto, Blú liberó el miembro sólido y se la ofreció a una compañera que estaba sentada muy cerca. El acabose. La multitud masculina, en éxtasis comenzó a gritar "¡Mama esa verga, mama esa verga!". La voluntaria se hincó a lado de Blú. ¡No me hagan esto, amiga! Susurró casi sin oponerse. Se organizaron con naturalidad. Quedaron hombro con hombro. La elegida le dirigió una última mirada, ¿Estás segura de que me prestas a tu novio? Blú, le guiño un ojo.
Feliz, pero atragantada, la artista espontánea se retiró después de sentir varias veces que Jorge le llenaba la boca hasta el fondo, hubiera querido continuar hasta hacerlo terminar en su boca, quería hacerlo, pero los gritos de "¡Puta, puta, puta!" la cohibieron y se alejó para que la pareja continuara. Así descubrió que su sexualidad estaba fuera de control.
─¿Me regalas un condón? ─el Comebachas se lo tendió.
Jorge tomó a su novia y con facilidad la puso sobre el escritorio.
─No, yo arriba─ Atrapada en un frenesí exhibicionista, se puso de pie sobre la mesa, levantando los brazos mostrándose como lo que era: la diosa Afrodita regalándose a los sátiros de Dionisio.
Desató el primer botón de su jersey ajustado.
¿Era posible que fuera a mostrarles los pechos? No solo eso, bailando despacito, se les desnudó completa, disfrutando que las miradas apreciaran su perfección. Era demasiado. Ya habían llegado demasiado lejos. Gritaban para no enloquecer.
─¡No te pases de Azul! ─reclamó en voz baja el Comebachas. Discretos manoseos espontáneos comenzaron a ocurrir entre el público. Se pregunta con un roce y se acepta ignorándolo. Eso estaba por salirse de control, lo que quizá no era buena idea porque a cada chica le tocarían dos o tres hombres.
Blú los mantenía controlados, para eso era su diosa, lo había sido desde que puso un pie en el CHC Oriente. Y ahora, agradecida por su devoción, premiaba a sus fieles.
─Súbete... Acuéstate en el escritorio... te voy a coger ─ordenó. Ella de pie, con los brazos alzados y Jorge entre sus pies, esperándola. Balanceando la pelvis, suavecito, casi danzando, descendió un poco en cada círculo. Parecía difícil que algo tan grande pudiera albergarse en una vagina tan delicada. Pero las diosas hacen milagros. Ese vacío íntimo al fin quedó satisfecho.
─¡No puede ser tan perfecto! ─repitió su frase.
Era como una efervescencia naciendo en su vagina. Lo estaba haciendo frente a media escuela. No podía creer que se hubiera atrevido. Estaba tan caliente que comenzó a fantasear con la posibilidad de cogérselos a todos. Sí, por favor.
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LA AUTOPSIA DEL ÁNGEL
Fiksi RemajaGénero: novela pop. Tenía ganas de ti y para capturarte lo único que tuve que hacer fue mirarte a los ojos. Te comiste mi anzuelo, a pesar de que te dije que no te enamoraras de mí porque soy muy peligrosa. Recordarás este momento el resto de tu vi...